Por Ujué Rodríguez
Hola a todos.
Como no podía ser de otro modo, nuestra peregrinación virtual nos lleva, en primer lugar a Zaragoza, donde hacia el año 40 de nuestra era, María Santísima, todavía en carne mortal, se apareció sobre un pilar para auxiliar al Apóstol Santiago en la predicción de la fe.
La Santísima Virgen le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que "ese sitio permanecería hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obrase portentos y maravillas por su intercesión con aquellos que en sus necesidades implorasen su patrocinio".
Esta tradición inveterada, encontró su plasmación en la Misa y en el Oficio propios que, para toda España, concedió en 1723 el Papa Inocencio XIII.
Hagámonos, pues, como niños, que así podremos venerar el sagrado pilar por su parte delantera y pongamos a los pies de la Pilarica nuestro primer beso y nuestra primera flor. Y hablemos con ella dándole gracias y pidiéndole más gracias, pues como Ella dijo, se quedó sobre la columna para que la virtud de Dios obrase portentos y maravillas a favor de quienes acudieran a su intercesión. Y pidámosle también, para que todos nosotros, como se dice en su Misa propia, obtengamos por su intercesión “fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor”.
Gracias.
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