De vez en cuando leo y releo a Borges. También trozos de Memorias de Adriano, ésa otra obra grandiosa. En el mundo hay y ha habido personas tan impresionantes que me hago muchas preguntas cuando contemplo la posibilidad de que la primera nación del mundo pudiera caer en manos de Donald Trump.
¿Podría caer Estados Unidos en manos de ese Pato Donald así como Rusia ha caído en manos de Putin, ese zar siniestro? La respuesta es sí. Esta vez no creo que vaya a pasar, estoy seguro que no. Pero la mera posibilidad es algo que hace pensar acerca de la evolución de la Humanidad.
Ahora estoy escuchando la banda sonora de Elizabeth, the Golden Age. Una gran música para una pésima película. Hoy he acabado de ver el reportaje Henry VII, the Winter King. Su hijo robaría la religión a toda una nación, a todo un imperio.
Un día da para mucho: libros, música, documentales, varias partidas de ajedrez, un delicioso bacalao de almuerzo, enfermos en el hospital, una conversación con un enfermo psiquiátrico, un sermón sobre las palabras de Jesús en la sinagoga de Cafarnaún. Y mientras yo hago mi pequeño trabajo y me hago preguntas, King Kong-un, eterno niño, eterno Nerón, decide pegar unos tiros más allá de la frontera de Corea del Norte como el que juega a un videojuego.
Una última pregunta: ¿Qué tal hubiera sido yo como emperador romano más o menos en la época entre Trajano y Adriano?
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