Peregrinación virtual sabatina, por Ujué Rodríguez
Continuaremos nuestra peregrinación virtual saliendo de España de la mano de un gran Santo español. Parafraseando a Neil Armstrong, hoy daremos un pequeño salto en el espacio, pero un gran salto en el tiempo, para dirigirnos al Monasterio de Prouille, en la región francesa de Languedoc-Rosellón, en donde, en 1208 la Virgen Virgen se apareció a Santo Domingo de Guzmán.
Santo Domingo de Guzmán era un docto sacerdote español que se fue al sur de Francia para tratar de convertir a los que se habían apartado de la fe de la Iglesia a causa de la herejía albingense, los llamados cátaros.
Durante años los Papas habían enviado sacerdotes celosos de la fe, que habrían tratado de convertirlos sin mucho éxito.
Santo Domingo con su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Dio inicio a una orden religiosa para jóvenes conversas, cuyo convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esa capilla en donde Santo Domingo le suplicó a Nuestra Señora que le ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada. Y la Virgen se le apareció allí mismo; en su mano sostenía un rosario y le enseñó al Santo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Santo Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Lo predicó con gran éxito y muchos albingenses volvieron a la fe católica.
Lleguémonos pues a la vecina Francia con el rosario en las manos y, aunque llevemos un arma poderosa en nuestras manos, vayamos en son de paz a postrarnos a los pies de la que se mostró como refugio de los pecadores, y hablémosle de nuestras propias personales debilidades, y pidámosle ayuda para superarlas y...¿por qué no?, pidámosle por la familia, por la institución familiar, por todas y cada una de nuestras familias.
Esto último se me ha ocurrido al considerar que, hace ya unos cuantos años, a las letanías lauretanas se añadió la de “Reina de la Familia”, precisamente entre “Reina del Santo Rosario” y “Reina de la Paz”.
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