1.- ¿Por qué entre tantos regalos que haces, no regalas un poco de tu tiempo? ¿No crees que tu tiempo vale tanto o más que cualquier otro regalo, que te ha costado tan caro? Hay muchos hoy que preferirán un poco de tu tiempo a todo otro regalo. Regalar tu tiempo, es regalarte un poco a ti mismo.
2.- Regala algo de tu tiempo hoy a alguien que cerca de ti esté solo. Tu visita le hará sentirse mucho mejor y su largo tiempo de soledad se le hará hoy un poco más corto. ¡Es tan largo y vacío y, muchas veces, doloroso el tiempo de los que padecen soledad y no tienen a nadie a su lado!
3.- Regala algo de tu tiempo hoy a algún pobre. ¿Crees que los pobres no tienen gusto por las cosas buenas, por ejemplo, por la compañía de alguien? A los pobres nadie los visita. Y si alguien lo hace, es rápido, con prisas. Cuando visites a un pobre, que también necesita la compañía de los demás, hazlo sin prisas. Es posible que luego, tú mismo te sientas mejor.
4.- Regala algo de tu tiempo hoy a algún anciano. Los ancianos aprecian mucho el tiempo que se les dedica. Es que el anciano sufre males de soledad. La gente los va dejando solos en la vida. ¿Sabes las ganas que tiene el anciano de hablar de sí, de su pasado? Escúchale hoy un ratito. Sentirás el latido de otra vida que es como la tuya.
5.- Regala algo de tu tiempo hoy a un niño. Le harás sentirse importante. Que un mayor se siente a charlar con él, le escuche y le pregunte, le hace sentirse también a él alguien a quien los mayores tomamos en serio. Los niños también, tienen mucho que decirnos a los grandes.
6.- Regálale algo de tu tiempo hoy a Dios. También Dios padece males de soledad. Y Dios necesita hablar. Él es la Palabra. Y una Palabra que no tiene quien la escuche… Recuerda a aquel niño que después de comulgar salió corriendo de la Iglesia al jardín. Al preguntarle por qué lo hacía, respondió: quería enseñarle el jardín a Jesús. ¿No podías enseñarle tu jardín hoy a Dios?
7.- Regala algo de tu tiempo hoy a cualquiera. Pero ten cuidado. Cuando regales tu tiempo no pretendas utilidades. No seas tú quien sólo va a hablar. Es preferible que vayas en actitud de escuchar. Muchos están necesitados de que se les escuche y no se les hable tanto. Están aburridos de las palabras de los demás.
Clemente Sobrado C. P.
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