Acabo de regresar de un viaje a Pamplona. Me invitó a una tertulia el Colegio Mayor Belagüa. Un prestigioso colegio situado en el centro del campus de la Universidad de Navarra. Pero para mí lo más encantador fue visitar el Colegio Mayor Albaizar, donde pasé los dos primeros años de teología. Qué emocionante ha sido volver a recorrer esos pasillos, fijarme en los detalles del oratorio, rememorar el pasado en el salón de estar; mirar, una y otra vez, el comedor queriendo saciarme de todas las imágenes del presente y del pasado.
Después fui a la que fue la primera sede del seminario Bidasoa. Me recibió el amabilísimo rector de lo que ahora es el seminario de Arecibo (Puerto Rico). Su rector, un sabio liturgista, me comentó una cosa sobre una línea del Canon Romano que espero comentarla con extensión en algún sermón.
También vi lo que ahora es el Seminario Bidasoa: impresionante en lo que se ha convertido. Los pocos que empezamos ahora forman un gran seminario en un magnífico edificio. Un edificio sin ningún lujo, pero bellísimo, ultramoderno. Un edificio óptimo para un seminario que considero óptimo.
Pude saludar a varios de los que fueron mis profesores. En la catedral de Pamplona pude encontrarme con don Ildefonso, el que fue mi profesor de latín. Hasta pude visitar el seminario diocesano de Pamplona. Fue un viaje en que pude cumplir con todo lo que quería ver. Un viaje a la nostalgia. Pero nostalgia de la buena. Fueron tiempos muy felices en los que solo recibí que buenos ejemplos y santas influencias. Doy gracias a Dios por ello.
El post sobre los conserjes que apareció ayer lo había escrito antes de emprender el viaje. A lo mejor alguien pensó que me encontré con algún mal conserje en esta visita, no fue así.
Eso sí, el conserje que había en mi época de seminarista en la facultad… madre mía, decir que trataba a los que entraban como sacos de patatas hubiera sido demasiado misericordioso. Aunque, en honor a la verdad, trataba igual de mal a todos: desde el rector al último estudiante. En eso nadie nunca le acusó de favoritismos. Yo creo que le hubiera gustado disponer de un palo para dar un bastonazo a todo el que entraba por la puerta.
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