No sé lo que durará. Ni siquiera estoy seguro de lo que voy a hacer, pero hoy he visto cómo vuela mi pobre globo sin piloto ni pasajeros, y he pensado darle otra oportunidad.
Enciendo los motores, me subo a la barquilla y le pido al búho que me ayude a dar una vuelta por la globosfera aprovechando que ya se fueron las lluvias, ya llegan las aves del sur y la alergia primaveral toma posesión de nuestras vías respiratorias.
Comienzo con una sección nueva: "en la guarida del búho", que tendrá su reflejo en Mundo Cristiano, la revista donde colaboro desde 1992.
Publicar un comentario