La liturgia diaria meditada - Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo (Jn 14,27-31a) 01/05





Martes 16 de Mayo de 2017

V de Pascua
Blanco


Martirologio Romano: En Praga, en Bohemia, san Juan Nepomuceno, presbítero y mártir, que por defender la Iglesia sufrió muchas injurias por parte del rey Venceslao IV y, expuesto a tormentos y torturas, aún respirando fue arrojado al río Moldava († 1393).


Antífona de entrada          Apoc 19, 5; 12, 10
Alaben a nuestro Dios, todos los que lo temen, pequeños y grandes; porque llegó la salvación, el poder y el reino. Aleluya.


Oración colecta     
Dios nuestro, que en la resurrección de Cristo nos renuevas para la vida eterna, concede a tu pueblo perseverar en la fe y en la esperanza, y nunca dudar del cumplimiento de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas        
Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia desbordante de alegría, y después de haberle concedido el motivo de un gozo tan grande, concédele participar de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Antífona de comunión        Rom 6, 8
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Aleluya.


Oración después de la comunión
Padre, mira con bondad a tu pueblo y, ya que lo has renovado con los sacramentos de la vida eterna, concédele alcanzar la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Lectura        Hech 14, 19-28
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Algunos judíos de Antioquía y de Iconio vinieron a Listra y lograron convencer a la multitud. Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad. Al día siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe. Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad establecieron presbíteros y, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir. A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios.


Comentario
Esta primera misión entre los paganos llega a su fin. Pablo y Bernabé vuelven a Antioquía, al punto del cual salieron, es decir, a la comunidad que los envió. Con ese grupo humano, deben compartir y evaluar la tarea realizada, como misioneros de la Buena Noticia. Este es también hoy nuestro desafío como miembros de la Iglesia, compartir los frutos espirituales de los que el Señor nos hace parte.


Salmo 144, 10-13ab. 21
R. ¡Que tus fieles manifiesten tu gloria, Señor!


Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.


Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino: Tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. R.


Mi boca proclamará la alabanza del Señor: Que todos los vivientes bendigan su santo Nombre. Que tus amigos manifiesten la gloria de tu reino, desde ahora y para siempre. R.


Aleluya        cf. Lc 24, 46. 26
Aleluya. El Mesías debía sufrir, y resucitar de entre los muertos para entrar en su gloria. Aleluya.


Evangelio     Jn 14, 27-31a
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: Él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado”.
Palabra del Señor.


Comentario
Esta paz que Jesús nos da es un estado de bienestar integral, en que todo nuestro ser se encuentra en armonía. Él nos regala la paz, nosotros simplemente tenemos que disponer el corazón y recibirla. Vaciemos el corazón de las perturbaciones, los temores y las cosas vanas, y dejemos que Jesús nos inunde con su paz.


Oración introductoria 
Jesucristo, ahora que voy a iniciar esta meditación, te quiero pedir la gracia necesaria de experimentar un amor tan grande como el que tuvieron los primeros apóstoles, en el cenáculo. Concédeme amarte de tal manera que también yo busque la voluntad del Padre, para que crea en tus palabras, porque en verdad tú obras en unión con el Padre. 


Petición 
¡Señor, que cada vez logre escuchar con mayor atención tu mensaje de paz y que lo viva en lo más personal e íntimo del corazón! 


Meditación  


Hoy, Jesús nos habla indirectamente de la cruz: nos dejará la paz, pero al precio de su dolorosa salida de este mundo. Hoy leemos sus palabras dichas antes del sacrificio de la Cruz y que fueron escritas después de su Resurrección. En la Cruz, con su muerte venció a la muerte y al miedo. No nos da la paz «como la da el mundo» (cf. Jn 14,27), sino que lo hace pasando por el dolor y la humillación: así demostró su amor misericordioso al ser humano.


En la vida de los hombres es inevitable el sufrimiento, a partir del día en que el pecado entró en el mundo. Unas veces es dolor físico; otras, moral; en otras ocasiones se trata de un dolor espiritual..., y a todos nos llega la muerte. Pero Dios, en su infinito amor, nos ha dado el remedio para tener paz en medio del dolor: Él ha aceptado “marcharse” de este mundo con una “salida” sufriente y envuelta de serenidad.


¿Por qué lo hizo así? Porque, de este modo, el dolor humano —unido al de Cristo— se convierte en un sacrificio que salva del pecado. En la Cruz de Cristo, el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido. Jesucristo sufre con serenidad porque complace al Padre celestial con un acto de costosa obediencia, mediante el cual se ofrece voluntariamente por nuestra salvación.


Un autor desconocido del siglo II pone en boca de Cristo las siguientes palabras: «Mira los salivazos de mi rostro, que recibí por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido».


Cristo viene a traernos un mensaje de paz, pero nos advierte desde el inicio que no es la paz que da el mundo. En efecto para el mundo la paz se concibe muchas veces en no estar en guerra, en no tener alguien que venga a disturbar dentro del ambiente en el que nos encontramos. Cristo en cambio habla de una paz más profunda, de aquella capaz de dar una tranquilidad profunda. Dice que no nos inquietemos en el corazón porque él ha vencido al mundo; en efecto la paz surge de la consciencia de que con Cristo nos mantendremos salvos en el alma. 


Y la sabiduría de Cristo está en que el mensaje de paz nos lo da antes de anunciarnos la venida del príncipe de este mundo, es decir la del demonio como enemigo del alma y de la verdad. Por lo mismo Jesús nos invita a confiar, porque ello implicará algunas persecuciones, algunas críticas por ser seguidores de Cristo. Pero el demonio en sí no tiene ningún poder sobre Cristo. 


Que hermoso momento para darnos ese mensaje de paz; justo antes de subir al Padre y de enviarnos al consolador. Así la paz se convierte en parte de su testamento, porque está a punto de partir al Padre y quiere que estemos tranquilos, llenos de confianza en las enseñanzas que nos ha dejado a lo largo de su predicación, pues la vivencia de las mismas serán el origen de la paz, porque en el confronto con la vivencia según el mundo, tal vez traerán dificultades, pero la paz que inunda el corazón es mucho más profunda que la que pueda ofrecer la mentalidad del mundo, el mundo que es en primer lugar el egoísmo que llevamos dentro y no tanto la materialidad que nos rodea. 


Cristo trae la paz para nosotros como seguidores de él, nos da su mensaje en un momento de grande intimidad, pero a la vez tenemos que ser conscientes que si nos da ese regalo es para transmitirlo a los demás, por tanto como cristianos nos convertimos en verdaderos propagadores de la paz. El mundo y quienes nos rodean esperan que nosotros cristianos vivamos de acuerdo a los criterios de nuestro Señor y en la medida en que demos a los demás esa paz se dirá entonces como se dijo de los primeros cristianos: "Mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a dar la vida unos por otros." 


Propósito 
En el día de hoy buscaré transmitir serenidad a quienes me rodean, teniendo presente que Cristo está a mi lado y quiere que de verdad tenga paz en mi corazón. 


Diálogo con Cristo 
Señor Jesús, muchas veces me has permitido experimentar la paz del alma, de verdad que no te has dejado ganar en generosidad. Otras veces me he visto sumido en la angustia y desesperación por no actuar de cara a ti, por no buscar tu voluntad, sino mis propios caprichos y maneras de pensar. Te pido la gracia de tenerte siempre presente, dame la fe necesaria para tenerte siempre a mi lado y para no buscar otra paz distinta a la tuya, por muy buena que parezca. 


MISA DE SAN JOSÉ OBRERO



Antífona de entrada          Sal 127, 1-2

Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. Aleluya.



Oración colecta     



Dios nuestro, creador de todas las cosas, que llamas al género humano a colaborar en tu obra creadora, concédenos, por la protección y el ejemplo de san José, realizar plenamente las tareas que nos confías y alcanzar la recompensa prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        

Señor, fuente de misericordia, mira las ofrendas que te presentamos en la conmemoración de san José, y concédenos, por tu bondad, que sirvan de protección para los que te invocan. Por Jesucristo, nuestro Señor.



Antífona de comunión        cf. Col 3, 17

Todo lo que puedan decir o hacer, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre. Aleluya.



Oración después de la comunión



Saciados con el pan del cielo, te suplicamos, Padre, que, a ejemplo de san José, podamos gozar siempre de tu paz, dando testimonio del amor que infundes en nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor.



MISA DE SAN JOSÉ OBRERO: LECTURAS



Lectura        Col 3, 14-15. 17. 23-24

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.



Hermanos: Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre. Cualquiera que sea su trabajo, háganlo de todo corazón, teniendo en cuenta que es para el Señor y no para los hombres. Sepan que el Señor los recompensará, haciéndolos sus herederos. Ustedes sirven a Cristo, el Señor.

Palabra de Dios.



Sal 89, 2-4. 12-14. 16

R. El Señor haga prosperar la obra de nuestras manos.

Antes que fueran engendradas las montañas, antes que nacieran la tierra y el mundo, desde siempre y para siempre, tú eres Dios. R.



Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”. Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.



Enséñanos a calcular nuestros años para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…? Ten compasión de tus servidores. R.



Sácianos enseguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que tu obra se manifieste a tus servidores, y que tu esplendor esté sobre tus hijos. R.



Aleluya        Sal 67, 20

Aleluya. ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación! Él carga con nosotros día tras día. Aleluya.



Evangelio     Mt 13, 54-58

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.



Jesús al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera, que todos estaban maravillados. “¿De dónde le vienen –decían– esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son parientes suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus parientas? ¿De dónde le vendrá todo esto?”. Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia”. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.





Palabra del Señor.

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