Antes de Socio, tuve doce años conmigo a un schnauzer miniatura de nombre Gomer. Me lo dieron con apenas cinco meses y con su rabito cortado, como era costumbre en esa raza de perros. Hoy no hubiera podido salir a la calle con el pobre Gomer, ya que cortar el rabito a un perrito se ha convertido en delito de lesa canidad y te puede costar un riñón en forma de multa.
Hace apenas unas semanas el Congreso de los Diputados ha ratificado el “Convenio europeo sobre la protección de animales de compañía”, que, entre otras cosas, refleja que se prohibirán las intervenciones quirúrgicas cuyo objeto sea modificar la apariencia de un animal de compañía o conseguir otros fines no curativos y, en particular el corte de la cola y el corte de las orejas. Sí se permiten intervenciones quirúrgicas, por ejemplo, para impedir la reproducción.
En resumidas cuentas, esto quiere decir que al perrito no se le puede cortar el rabito, pero sí los perendengues. Leche con la ley, el espíritu de la ley y las atribuciones de los humanos.
Voy a pensar en el Socio, mi socio perruno. El Socio está entero y verdadero y no le falta nada de aquello con lo que Dios y la naturaleza quisieron dotarle. Lo curioso de todo esto es que yo podría, puedo de hecho, con el convenio este en la mano, castrarlo sin problema ninguno, sin más requisito que la anestesia y el veterinario, pero no puedo cortarle el rabito.Podrían preguntar al Socio a ver qué piensa, que les aseguro que se explicaría perfectamente.
Diputados hubo del PP que no veían inconveniente en cortar rabito según especies, por ejemplo, en algunos perros de caza. Sin embargo, un diputado de Equo –parte del grupo de Unidos Podemos–, Juan López de Uralde, defendió una enmienda en la Comisión de Exteriores para eliminar dicha reserva en la ponencia que estudia la ratificación de ese acuerdo. La enmienda de Uralde salió adelante con el apoyo de todos los grupos excepto el del Partido Popular. El diputado de Equo recordó que las amputaciones “no son prácticas inocuas” para los animales, ya que les “causan dolor, problemas crónicos de salud, les generan dificultades de locomoción e incluso limitan su capacidad comunicativa".
Amos, que le cortan el rabito al perrito y es poco menos que condenar al cánido al ostracismo, el aburrimiento, a ser un desgraciado toda su vida. Pues qué quieren que les diga, Gomer no tenía rabito y no he visto perro más juguetón, más divertido y más capaz de establecer comunicación con la gente. ¿Y si a un perro se le cortan sus cositas ya me entienden no se le crean problemas de salud, por ejemplo obesidad? Nunca observé problemas en la “Chata”, una preciosa yegua colina que teníamos en casa porque le faltara la mayor parte de su aditamento posterior.
Pues eso, que me estoy liando, pero que no me digan que esto no parece un despropósito. Rabito no, criadillas sí, y miren que esto último sí que origina problemas de salud. Así estamos. El mundo al revés. Más de 90.000 abortos de niños al año en España, y no pasa nada, un avance y un derecho. Pero prohibido tocar un huevo de cigüeña o cortar el rabito a un perro.
Por cierto, preguntado Socio al respecto, dice que no entiende que un humano pueda cortarse y ponerse lo que quiera, por estética, incluyendo sus bajos, y que no pase nada, y sin embargo hacérselo a un perro suponga maltrato. Más aún: que él reivindica su derecho a seguir “entero”, se reproduzca o no. Y conservar su rabito. Por mi parte, sin problemas.
Preguntada Rafaela al respecto, dice que se lo corten ellos, el rabito, el suyo.
Publicar un comentario