Está bien lo de la libertad de expresión, pero… además de existir la libertad de expresión, también lo hacen el derecho al honor y el respeto a las creencias religiosas, y eso hace que, en ocasiones, se pueda dar algún conflicto. No pasa nada. Para eso están los jueces, para solucionar y dirimir.
Con motivo de los últimos carnavales, un ayuntamiento gallego decidió sacar un cartel en el que se representaba al papa Francisco con una copita en la mano y las mejillas coloradotas. Ese es el hecho. Para el ayuntamiento de La Coruña es libertad de expresión. Para otros, ofensa a los sentimientos de los católicos, y pensando que es eso, presentaron una querella en los juzgados. Nada que objetar. Que los jueces vean y decidan.
Eso es lo que hace la gente decente. Los que no lo son, los hijos de su progenitor A o B, se disfrazan de obispos y arzobispos, se van a las puertas de los juzgados y, aprovechando que acaba de terminar la semana santa, se ponen a cantar “Perdona a tu pueblo, Señor”. Pues bien, esto es lo que sucedió ayer a las puertas de los juzgados de La Coruña. Bien pueden hacerlo. Nadie dirá nada, los católicos nos callaremos como eso que dicen en mi pueblo, y, por supuesto, nuestras jerarquías eclesiales rien de rien. Lo vi ayer en una televisión. Simpáticos muchachos.
¿Y qué me dicen del nuevo autobús publicitario que anda hoy por Madrid? No sé si recordarán que hace unas semanas se lio, y muy gorda, a cuenta de un bus que osaba afirmar cosas tan ofensivas como que los niños nacen con colita y las niñas con otra cosita. El autobús ese de ayer va por las calles con imágenes de no sé cuántos políticos a los que se acusa de corruptos y malvados. Oigan, pues resulta que el ayuntamiento de Madrid dice que es legal y que tiene todas sus bendiciones.
Lo único que queda claro es que en este país hay gente con gorra y gente a gorrazos. Todo lo que sea insultar a los católicos y meterse con las que llaman opciones políticas conservadoras, tiene bula y bendición. Pero si alguien osara meterse con podemitas o afines, la ha liado y para siempre. Que aquí iguales todos, pero unos más que otros.
Imaginen que un servidor, en aras de su propia libertad de expresión, dice que se cisca en los progenitores A y B (no padre o madre, que a uno a políticamente correcto no le gana nadie) de todos los que se disfrazaron de obispos a las puertas de la audiencia de La Coruña y cantaban ”Perdona a tu pueblo”. Supongo que puedo hacerlo.
Todo el día los palos a los mismos. Todo el día aguantando burlas y ofensas. Y nosotros calladitos y disculpando porque, en definitiva, estas que algunos llaman burlas no pasan de chiquilladas. Je.
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