Bocadillos espirituales para vivir la Cuaresma: Viernes de la 1 a. Semana – Ciclo C

Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo que reprocharte, deja la ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda”. (Mt 5,20-26)

El Papa Francisco decía que “no se puede rezar el Padre nuestro si no perdonamos al hermano”.
Porque no podemos llamar Padre a Dios si vivimos enemistados con sus hijos.
Aquí Jesús pareciera decirnos algo parecido: “no se puede participara en la Misa si antes no nos reconciliamos con el hermano”.
“Vete primero a reconciliarte con el hermano; luego vuelves a presentar tu ofrenda”.
Luego vuelves a misa.

Me pregunto si todos los que llegan tarde a Misa, es porque se están reconciliando con sus hermanos.
Si es así aunque lleguen tarde Dios los bendice.

La misa es el encuentro dominical de los hijos de Dios.
Es el encuentro con los hermanos en la fe.
Es el encuentro de los hermanos en la comunión y comunidad.
Es el encuentro en la caridad de todos en la caridad de Dios que se entrega, nos perdona, nos reconcilia y nos alimenta.

¿Qué sentido tiene comulgar a Jesús si no comulgamos con el hermano?
¿Qué sentido tiene la comunión con Dios sin la comunión con sus hijos?
La Misa no puede ser “una familia dividida”.
La familia es una comunidad unida por el mismo pan.
No podemos sentarnos a la misma mesa si no nos hablamos y estamos resentidos unos con otros.
Nos hemos acostumbrado a “comulgar a Jesús”.
Aunque nuestro corazón excluya a sus hermanos.
Comulgamos tranquilamente, aunque nuestro corazón no perdone al hermano.

Jesús no dice que no llevemos nuestra ofrenda al altar.
Lo que nos pide es que primero veamos si nuestro corazón excluye a alguien.
No nos dice que dejemos la misa dominical.
Lo que nos pide es que antes nos reconciliemos con el hermano.
Por eso, la Misa comienza aún antes de entrar en la Iglesia.
Si llegas tarde porque has ido a pedir perdón o a perdonar, tu misa será completa.
Por eso la misma Misa comienza con el acto penitencial de reconciliación con Dios, pero también de reconciliación con los hermanos.
¿Qué pensaríamos si al comenzar la Misa, la gente comenzase a salir a perdonar y dejarse perdonar?
Hoy que todo el mundo usa el Celular, ¿no sería bonito ver cómo todos los encendemos comenzamos a llamar pidiendo perdón y ofreciendo perdón?
A mí me molestan los celulares en la Misa.
Pero si los utilizamos para reconciliarnos yo los bendeciría a todos.

Es la misa, Sacramento de la caridad y comunión, carece de sentido con un corazón enemistado, que odia, que no perdona, que no se deja perdonar.
De la misa debiéramos salir todos con un corazón limpio, abierto a todos, donde caben todos y no se excluye a nadie.
“Ve y reconcíliate con tu hermano”.

Clemente Sobrado C. P.

Archivado en: Ciclo C, Cuaresma


01:48

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