Una historia para aceptarse, quererse y para pensar.
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste,
querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado.
En aquel momento me dije: “Intentaré ser Fresia de la mejor manera que
pueda”.
Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia.
Simplemente mírate a ti mismo.
No hay posibilidad de que seas otra persona.
Puedes disfrutarlo y florecer
regado con tu propio amor por ti, o puedes marchitarte en tu propia condena…
anecdonet.com
Juan Ramón Domínguez Palacios / http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es
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