Se desploman los bautizos en España. Algo se está haciendo mal

Números cantan y además con una tenacidad insultante. Aporto dos datos. En el año 2015 se produjeron en España 420.290 nacimientos. Los bautizos fueron 231.254. Es decir, que, en España, hoy por hoy, los niños que se bautizan son poquito más de la mitad de los nacidos. Si hablamos de bodas, y ya hay pocas, las bodas por la iglesia apenas llegan a un 22 % del total, con el triste record de haber caído prácticamente 50 puntos desde el año 2000.

Saquen las conclusiones que quieran. Pero tendrán que reconocerme que algo no se está haciendo bien.

Llevamos años y años mostrando al mundo el rostro más amable y cercano de la Iglesia católica. Somos expertos y especialistas en atender a los pobres, estar con los débiles, acoger a los últimos. Años y años de omitir todo aquello que pudiera parecer ante el mundo duro, difícil, desagradable o costoso. Años y años de suprimir todo aquello que en algún momento se nos reprochó como inhumano.

Años y años en los que hemos dejado de hablar de pecado, los novísimos han dejado de existir, el infierno ha desaparecido o simplemente está vacío, al cielo vamos todos. Ha desaparecido el sexto mandamiento, el que por lo visto hacía que los jóvenes se largaran de la iglesia.

Con estos datos, deberíamos tener las parroquias a rebosar.¿Dónde mejor va a estar alguien que en una parroquia donde se acoge a todos, los pobres están atendidos, se hacen campamentos y excursiones, hay una actividad socio cultural encomiable, los ancianos encuentran hogar? ¿Dónde mejor que en una iglesia en la que hay fraternidad, compartir, encuentro, gozo, alegría? ¿Dónde más cómodamente que allí donde se celebra la fe con alegría, movimiento, acogida a todos, cero reproches y nulas exigencias?  

A priori, con estos datos, deberíamos estar “petados”. Todo lo contrario. Sí, somos gente guay, gente maja, solidarios, abiertos. Vale. Mejor. Pero nada más. Pues eso, que algo pasa.

¿Y esto pasa en todas las parroquias? Sí, pero en algunas más que en otras. Curiosamente aquellas comunidades parroquiales en que se reza, se confiesa, se predica la doctrina de siempre, los curas tienen la osadía se invitar a la confesión e incluso confiesan, se habla de pecado e incluso alguna vez de infierno, parece que esto les afecta un poco menos. Datos hablan y miren parroquias.

Curiosamente las parroquias aparentemente más abiertas, comprensivas, adaptadas al mudo de hoy, actuales y renovadas, andan más justas de asistencia. Ya sé que me hablarán de calidad y esas cosas, lo que pasa es que a un servidor lo de andar juzgando calidad de vida interior y profunda intencionalidad de vida, le supera bastante.

El caso es que algo falla. Más comprensivos, más solidarios, más amables, más cercanos y encantadores que nunca, y los bautizos y las bodas se desploman. Algo no se está haciendo bien. Punto. Y pretender que este desplome se arregla con más afabilidad y mayor espíritu de comprensión es insistir en lo mismo con resultados más que previsibles.

Estos días he anunciado a los fieles de mis tres parroquias los propósitos para este año. Básicamente son tres: eucaristía, también en días laborables, adoración al Santísimo y devoción a la Virgen.

¿Y los pobres? Tranquilos. Que si la gente vive la eucaristía, se arrodilla ante el Santísimo y tiene devoción a la Virgen, los pobres no van a estar desatendidos. 

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04:38

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