La liturgia diaria meditada - No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16,9-15) 11/11


Sábado 11 de Noviembre de 2017
San Martín de Tours, obispo
(MO). Blanco.
Patrono de la Ciudad de Buenos Aires. (Solemnidad).

Martirologio Romano: Memoria de san Martín, obispo, en el día de su sepultura. Nació de padres paganos en Panonia, en el territorio de la actual Hungría, y llamado al servicio militar en Francia, cuando todavía era catecúmeno cubrió con su capa al mismo Cristo transformado en el semblante de un pobre. Recibido el bautismo, dejó las armas y llevó en Ligugé vida monástica en un cenobio por él fundado, bajo la dirección de san Hilario de Poitiers. Ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours, manifestó en sí el modelo del buen pastor, fundando otros monasterios y parroquias en los pueblos, instruyendo y reconciliando al clero y evangelizando a los campesinos, hasta que en Candes regresó al Señor († c. 397).  

Antífona de entrada         Cf. 1Sam 2, 35
“Me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará conforme a mi corazón”, dice el Señor.

Oración colecta    
Dios nuestro, que fuiste glorificado por la vida y por la muerte del obispo san Martín de Tours, renueva en nuestros corazones las maravillas de tu gracia, para que ni la vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas       
Santifica, Señor y Dios nuestro, los dones que te presentamos con alegría en honor de san Martín de Tours, y haz que, gracias a este sacrificio, ni la adversidad ni la prosperidad puedan apartarnos del camino recto. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión      Cf. Mt 25, 40
Dice el Señor: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.

Oración después de la comunión
Renovados con el sacramento de la unidad, ayúdanos, Padre, a hacer siempre tu voluntad, para que, así como el obispo san Martín te obedeció de todo corazón, también nosotros vivamos el gozo de ser verdaderamente tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        Rom 16, 3-9. 16. 22-27
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Saluden a Prisca y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús. Ellos arriesgaron su vida para salvarme, y no sólo yo, sino también todas las Iglesias de origen pagano, tienen con ellos una deuda de gratitud. Saluden, igualmente, a la Iglesia que se reúne en su casa. No se olviden de saludar a mi amigo Epéneto, el primero que se convirtió a Cristo en Asia Menor. Saluden a María, que tanto ha trabajado por ustedes; a Andrónico y a Junia, mis parientes y compañeros de cárcel, que son apóstoles insignes y creyeron en Cristo antes que yo. Saluden a Ampliato, mi amigo querido en el Señor; a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y también a Estaquis, mi querido amigo. Salúdense mutuamente con el beso de paz. Todas las Iglesias de Cristo les envían saludos. Yo, Tercio, que he servido de amanuense, los saludo en el Señor. También los saluda Gayo, que me brinda hospedaje a mí y a toda la Iglesia. Finalmente, les envían saludos Erasto, el tesorero de la ciudad y nuestro hermano Cuarto. ¡Gloria a Dios, que tiene el poder de afianzarlos, según la Buena Noticia que yo anuncio, proclamando a Jesucristo, y revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la eternidad y que ahora se ha manifestado! Este es el misterio que, por medio de los escritos proféticos y según el designio del Dios eterno, fue dado a conocer a todas las naciones para llevarlas a la obediencia de la fe. ¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo, sea la gloria eternamente! Amén.
Palabra de Dios.

Comentario
Todos estos nombres dan testimonio de una Iglesia dinámica y apostólica, que no sólo se constituyó con las figuras renombradas de los santos que conocemos, sino también con muchos hombres y mujeres que vivieron el Evangelio y lo anunciaron con fervor. Así, entre ellos están los matrimonios de Priscila y Aquila, de Andrónico y Junia, “ilustres entre los apóstoles”, y muchos otros a quienes Pablo saluda con cariñosas palabras. El pasaje de la carta trasunta un aprecio sincero y el reconocimiento de las fatigas por el evangelio.

Sal 144, 2-4. 6. 10-11
R. ¡Bendeciré al Señor eternamente!

Señor, día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! R.

Cada generación celebra tus acciones y le anuncia a las otras tus portentos: Ellas publican sus tremendos prodigios y narran tus grandes proezas. R.

Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.

Aleluya        2Cor 8, 9
Aleluya. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. Aleluya.

Evangelio     Lc 16, 9-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús decía a sus discípulos: “Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que éste les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco también es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al dinero”. Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús. Él les dijo: “Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres resulta despreciable para Dios”.
Palabra del Señor.

Comentario
Este pasaje presenta a unos fariseos que se mostraban como justos pero en el fondo sólo eran amigos del dinero. Al ser instruidos en cuestiones religiosas tenían una situación de privilegio ante el pueblo que los escuchaba. Y esa situación preferencial podía ser aprovechada para ganar dinero, obtener limosnas o hacer negocios. Jesús nos exhorta a estar atentos en el momento de discernir, porque también los dirigentes religiosos pueden caer en la tentación de servir al dinero antes que a Dios.

Oración introductoria
¡Señor, soy un pobre que necesita todo de Ti! Mi apego a lo pasajero, mi soberbia y autosuficiencia me alejan fácilmente del camino a la santidad. Ven e ilumina esta meditación para que sea la fuerza que me lleve a ponerte, ¡siempre!, como Rey y Señor de mi vida. 

Petición
Señor, permite que sepa como crecer en la humildad, para poder crecer en el amor. 

Meditación 

Hoy, Jesús habla de nuevo con autoridad: usa el «Yo os digo», que tiene una fuerza peculiar, de doctrina nueva. Dios nos quiere santos y nos señala hoy unos puntos necesarios para alcanzar la santidad y estar en posesión de lo “verdadero”: la fidelidad en lo pequeño, la autenticidad y el no perder de vista que Dios conoce nuestros corazones.

La fidelidad en lo pequeño está a nuestro alcance. Nuestras jornadas suelen estar configuradas por lo que llamamos “la normalidad”: el mismo trabajo, las mismas personas, unas prácticas de piedad, la misma familia... En estas realidades ordinarias es donde debemos realizarnos como personas y crecer en santidad. Es preciso realizar bien todas las cosas, con una intención recta, con el deseo de agradar a Dios, nuestro Padre; hacer las cosas por amor tiene un gran valor y nos prepara para recibir “lo verdadero”. 

El Señor nos anima a trabajar, a gestionar el "dinero" de este mundo con rectitud de intención y con afán de servicio. Con la expresión «dinero injusto» (Lc 16,9) Jesucristo alude a esas cosas terrenales que, en sí mismas, sin ser malas, no nos hacen justos ni nos preparan para la felicidad eterna. El Maestro nos invita a amar a los demás con un recto y servicial manejo de los bienes terrenales. La eternidad es demasiado larga para los "entretenimientos": quien se entretiene en este mundo, se aburrirá en la eternidad. En cambio, el amor —que siempre aspira a crecer— goza en la eternidad. Por eso, hemos de evitar el encogimiento del corazón causado por el entretenimiento con el dinero "injusto".

El Evangelio de hoy afirma que nadie puede servir a dos señores, el fiel cristiano toma partido por servir a su único y verdadero Maestro, que pide sólo para sí nuestra devoción incondicional. Nuestro divino Maestro nos ha asignado una tarea específica a cada uno de nosotros, un "servicio concreto", confiado de manera única a cada persona concreta. No me ha creado para la nada. Haré el bien, haré su trabajo; seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en el lugar que me es propio". 

Si no sabemos usar correctamente las riquezas injustas y ajenas, es decir, todo lo material que es externo a nosotros y por lo tanto no nos pertenece con totalidad, mucho menos seremos capaces de manejar con corrección las riquezas verdaderas y propias, que son las cosas espirituales que en verdad son propias de cada hombre. Del mismo modo quien no ama a los hombres a quienes ve, no puede decir que ama a Dios a quien no ve; si no somos ordenados y justos con las cosas materiales, que vemos, menos lo seremos en las cosas espirituales, que no se ven.

"No podemos servir a Dios y al dinero". El dinero representa el humano interés. Nuestro corazón desea hacer el bien, pero ¿lo hacemos para servir a Dios o a nosotros mismos? Cuando nos ocurre una desgracia fácilmente nos preguntamos: "¿por qué a mí?" ¿No será que durante los momentos de tranquilidad hemos sido buenos por inercia, pero no por amor a Dios, de tal manera que cuando su voluntad contradice la nuestra ya no somos generosos?

Examinar bien nuestra conciencia cada noche nos ayudará a vivir con rectitud de intención y a no perder nunca de vista que Dios lo ve todo, hasta los pensamientos más ocultos, como aprendimos en el catecismo, y que lo importante es agradar en todo a Dios, nuestro Padre, a quien debemos servir por amor.

Propósito 
Pensar que lo importante y lo que vale no es lo material. Donde esta mi tesoro, estará mi corazón.

Diálogo con Cristo 
Señor Jesús, sé que mi vida no sirve de nada si no la doy por Ti, pero sabes cuánto me cuesta desprenderme de mi tiempo, de mis gustos y de mis haberes. Ayúdame a tomar una decisión irrevocable, sin tratar de servir a Ti y al mundo. Dándote el primer lugar en mi vida podré servir mejor a mi familia, a mis amigos y a los demás.

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