Domingo 14 de Febrero de 2016
I domingo de Cuaresma
Morado
Cirilo nació en Tesalónica y obtuvo en Constantinopla una excelente formación. Junto con su hermano Metodio, se trasladó a Moravia para predicar la fe cristiana. Ambos hermanos prepararon los textos litúrgicos en lengua eslava, escrito con los caracteres que luego se llamaron “cirílicos”. Llamados a Roma, murió allí Cirilo el día 14 de febrero del año 869; Metodio fue ordenado obispo y marchó a Panonia, a la cual evangelizó incansablemente. Tuvo que sufrir mucho a causa de los envidiosos, pero los papas lo apoyaron. Murió el día 6 de abril de 885 en la ciudad de Velahrad (Checoslovaquia).
Antífona de entrada cf. Sal 90, 15-16
Me invocará, y yo le responderé. Estaré con él, en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré; le haré gozar de una larga vida.
Oración colecta
Dios todopoderoso, concédenos que por la práctica anual de la Cuaresma, progresemos en el conocimiento del misterio de Cristo y vivamos en conformidad con él. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos que nos dispongas, Señor, para ofrecer convenientemente estos dones con los que iniciamos el camino cuaresmal. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 4, 4
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.
O bien: cf. Sal 90, 4
El Señor te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, que reconfortados con el pan del cielo que alimenta nuestra fe, acrecienta nuestra esperanza y fortalece nuestra caridad, aprendamos a tener hambre de este pan vivo y verdadero y a vivir de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Señor, derrama una copiosa bendición sobre tu pueblo, para que su esperanza crezca en la adversidad, la virtud se afirme en la tentación, y obtenga así la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
1ª Lectura Deut 26, 1-2. 4-10
Lectura del libro del Deuteronomio.
Moisés habló al pueblo diciendo: “Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor, tu Dios, las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor, tu Dios, para constituirlo morada de su Nombre. El sacerdote tomará la canasta que tú le entregues, la depositará ante el altar, y tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios: ‘Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra voz. Él vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me diste’. Tú depositarás las primicias ante el Señor, tu Dios, y te postrarás delante de él”.
Palabra de Dios.
Comentario
Hoy nos sentimos parte de un pueblo que camina, que se encuentra con Dios, que ofrece sus dones. Hoy elegimos ser consagrados para vivir una vida en la que Dios es el único ante el cual nos postramos.
Sal 90, 1-2. 10-15
R. En el peligro, Señor, estás conmigo.
Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: “Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío”. R.
No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos. R.
Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra; caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes. R.
“Él se entregó a mí, por eso, yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre; me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré”. R.
2ª Lectura Rom 10, 5-13
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Moisés escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley: “El hombre que la practique, vivirá por ella”. En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: “No digas en tu corazón: ¿quién subirá al cielo?”, esto es, para hacer descender a Cristo. O bien: “¿quién descenderá al Abismo?”, esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos. Pero, ¿qué es lo que dice acerca de la justicia de la fe? “La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón”, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: “El que cree en él, no quedará confundido”. Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que “todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”.
Palabra de Dios.
Comentario
San Pablo quiere que lleguemos a un punto esencial de nuestra fe y de la salvación. La proclamación del nombre de Señor, que surge de lo más profundo de nuestro ser, con la más sincera convicción, nos llevará a la salvación.
Aclamación Mt 4, 4b
El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Evangelio Lc 4, 1-13
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: “Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan”. Pero Jesús le respondió: “Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan”. Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: “Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá”. Pero Jesús le respondió: “Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto”. Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”. Pero Jesús le respondió: “Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”. Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
Palabra del Señor.
Comentario
Cuando el demonio le propone a Jesús convertir las piedras en pan está proponiéndole a Jesús que resuelva la situación mágicamente. Y Jesús se rehúsa a eso. Que sepan unos y otros vivir la austeridad del desierto, que sepan saborear la redención fuerte de la cruz; que no hay alegría más grande que ganarse el pan con el sudor de la frente.
Oración introductoria
Padre Santo, si en tu plan de salvación permitiste que Jesús fuera tentado, no puedo pedir que yo no lo sea, pero humilde y confiadamente te suplico que esas posibles tentaciones se conviertan en medios para acercarme más a Ti, porque creo en Ti, confío en tu misericordia y te amo.
Petición
Señor, que esta oración me ilumine y me fortalezca para saber vencer, por amor a Ti, la tentación.
Meditación
1.- El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Jesús siempre actuó movido y dirigido por el Espíritu, sin que esto quiera decir que nunca sufrió las tentaciones de la carne. Jesús, como auténtico hombre que era, tenía un cuerpo físico, una carne, que le pedía satisfacer sus necesidades y gustos, como a cualquier otro hombre mortal. Jesús sufrió las tentaciones de la carne no sólo en el desierto, sino durante toda su vida mortal, hasta el último momento de su vida, ya en el madero de la cruz. Pero, como venimos diciendo, fue siempre el Espíritu el que dirigió su vida, venciendo siempre todas y cada una de las tentaciones que el cuerpo físico y mortal le producía. Por eso, Jesús es, también en esto, nuestro modelo a seguir. Nosotros, los comunes mortales, estamos sufriendo continuamente las tentaciones de la carne, somos personas esencialmente carnales. Pero también somos personas espirituales, porque el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jesús, actúa y quiere actuar constantemente en nosotros. Como personas espirituales que somos tenemos obligación cristiana de dejarnos conducir siempre por el Espíritu de Dios, por el Espíritu de Jesús. Esta debe ser nuestra principal lucha y tarea de cada día: obedecer al Espíritu, dejarnos conducir por Él, aunque el cuerpo se oponga y hasta quiera rebelarse contra el Espíritu. Tentaciones de la carne vamos a tener siempre, mientras vivamos, pero si somos dóciles a la voz del Espíritu, podremos asemejarnos a Cristo, ser auténticos cristianos, hijos de Dios, nuestro Padre y Creador.
2. Al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. La tentación de satisfacer las exigencias y los gustos del cuerpo. Estas tentaciones vienen siempre revestidas de una auto-justificación aparentemente exigente, porque el cuerpo necesita, evidentemente, pan para sustentarse y múltiples cuidados para mantenerse sano y eficaz. La respuesta de Jesús también es evidente: “no sólo de pan vive el hombre”, pero siempre podremos responder nosotros que tampoco sin pan, sin alimento corporal, puede vivir el hombre. En definitiva, de lo que se trata es de saber en cada momento cuáles son las exigencias del cuerpo necesarias y convenientes que debemos satisfacer y cuáles son las exigencias del cuerpo que no debemos satisfacer, porque se trata de exigencias y gustos que son perjudiciales para el espíritu. No siempre es fácil discernir cuándo se trata de exigencias corporales necesarias y convenientes para el cuerpo y para el espíritu y cuándo no. Es una tarea que debemos resolver encada caso con honestidad y conciencia cristiana, obedeciendo siempre al espíritu, para no dejarnos llevar por las tentaciones de la carne. Cristo prefirió pasar hambre, antes que obedecer al diablo.
3.- Si te arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Es la tentación del poseer bienes materiales, a costa de cualquier precio espiritual. En nuestro tiempo, el tema de la corrupción social, económica y política es un buen ejemplo para entender esta clase de tentaciones. Arrodillarse ante quien sea, hacer todas las trampas que haga falta, con tal de conseguir llenar las arcas de nuestro orgullo y de nuestra ambición. Por lo que se ve, es una tentación en la que es fácil caer y en la que de hecho caen muchas personas. Nosotros, como cristianos, además de condenar resueltamente la corrupción venga de donde venga, debemos examinarnos a nosotros mismos en nuestro diario vivir y actuar. Los bienes materiales deben estar siempre al servicio de los bienes espirituales y la obediencia al espíritu debe frenar y, en todo caso, dirigir nuestra tentación de poseer. El ser debe ser puesto siempre por encima del poseer. Cristo rechazó el poder del mundo, para poder seguir siendo siervo e Hijo de Dios.
4.- Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “encargará a los ángeles que cuiden de ti”. La tentación del orgullo y la vanidad, una tentación que todos sufrimos desde que nacemos. Todos queremos que nos quieran y que nos valoren y, más de una vez, para conseguir esto nos comportamos con hipocresía y poca sinceridad. De todos modos, esta tentación mientras no vaya en perjuicio de los demás puede no ser demasiado grave. Pero cuando por orgullo y vanidad hacemos daño al prójimo estamos haciendo algo realmente malo. Todos los milagros y obras grandes que hizo Jesús fueron hechos para hacer el bien a los demás, no para engrandecer su fama y popularidad. Como cristianos debemos pensar que Dios nos ha enviado a este mundo, antes para servir a los demás que para ser servidos por ellos.
Propósito
Aprendamos hoy la lección de Cristo y no le sigamos al juego a ese mentiroso y estafador. El demonio siempre nos pinta las cosas de “color de rosa” y nos engaña, como las sirenas a los navegantes. Nos vamos de bruces contra los acantilados y nos destroza. Ojalá aprendamos de nuestro Señor a afrontar la tentación como Él: con la oración, la vigilancia, el sacrificio -eso es el ayuno-, y la lucha tajante contra la tentación. No juguemos ni dialoguemos con Satanás. No permitamos las dudas ni las insinuaciones. Cortemos enseguida, como Cristo, poniendo por delante la obediencia pronta a la Palabra de Dios y al cumplimiento amoroso de su Voluntad en las pequeñas circunstancias de nuestra vida de todos los días. ¡Éste puede ser un buen propósito para iniciar la Cuaresma!
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