Me emocionan las increibles noticias sobre un acontecimiento histórico que parecía imposible. Estoy seguro que desde el cielo San Juan Pablo II, que tanto quiso reunirse con el Patriarca moscovita, se habrá alegrado infinito. Yo también doy gracias a Dios por este importante paso hacia la unidad de los cristianos y pido para que se acelere el necesario camino hacia la unidad.
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