La liturgia diaria meditada – Hubo una boda en Caná de Galilea (Jn 2, 1-11) 17/01



Domingo 17 de Enero de 2016
2º domingo durante el año
Verde

Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, abad, que, habiendo perdido a sus padres, distribuyó todos sus bienes entre los pobres siguiendo la indicación evangélica y se retiró a la soledad de la Tebaida, en Egipto, donde llevó una vida ascética. Trabajó para reforzar la acción de la Iglesia, sostuvo a los confesores de la fe durante la persecución del emperador Diocleciano y apoyó a san Atanasio contra los arrianos, y reunió a tantos discípulos que mereció ser considerado padre de los monjes (+356 dC). Fecha de canonización: Fue canonizado en el año 491.

Antífona de entrada          cf. Sal 65, 4
Toda la tierra se postra ante ti, Señor, y canta en tu honor, en honor de tu nombre.

Oración colecta     
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas el cielo y la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo y concede tu paz a nuestro tiempo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Concédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios, pues cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        cf. Sal 22, 5
Tú preparas ante mí una mesa, y mi copa rebosa.

O bien:         1Jn 4, 16
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él.

Oración después de la comunión
Infunde en nosotros, Padre, tu espíritu de amor, para que, saciados con el único Pan de vida, permanezcamos unidos en la misma fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

1ª Lectura    Is 62, 1-5
Lectura del libro de Isaías.
Por amor a Sión no me callaré, por amor a Jerusalén no descansaré, hasta que irrumpa su justicia como una luz radiante y su salvación, como una antorcha encendida. Las naciones contemplarán tu justicia y todos los reyes verán tu gloria; y tú serás llamada con un nombre nuevo, puesto por la boca del Señor. Serás una espléndida corona en la mano del Señor, una diadema real en las palmas de tu Dios. No te dirán más “¡Abandonada!”, ni dirán más a tu tierra “¡Devastada!” sino que te llamarán “Mi deleite”, y a tu tierra “Desposada”. Porque el Señor pone en ti su deleite y tu tierra tendrá un esposo. Como un joven se casa con una virgen, así te desposará el que te reconstruye; y como la esposa es la alegría de su esposo, así serás tú la alegría de tu Dios.
Palabra de Dios.

Comentario
El profeta dice esto del pueblo, y de cada integrante de este pueblo. Hoy esta palabra está dicha para nosotros. Contemplemos, pues, que Dios nos dice que no estamos abandonados, ni devastados, sino que somos sus favoritos y amados por él.

Sal 95, 1-3. 7-10a.c.
R. Anuncien las maravillas del Señor por todos los pueblos.

Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre. R.

Día tras día, proclamen su victoria. Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. R.

Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del Nombre del Señor. R.

Entren en sus atrios trayendo una ofrenda, adoren al Señor al manifestarse su santidad: ¡Que toda la tierra tiemble ante él! R.

Digan entre las naciones: “¡El Señor reina! El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”. R.

2ª Lectura    1Cor 12, 4-11
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también en el mismo Espíritu. A éste se le da el don de sanar, siempre en ese único Espíritu; a aquél, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquél, el don de interpretarlas. Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere.
Palabra de Dios.

Comentario
Para poder contribuir al crecimiento de la comunidad con nuestro propio carisma es fundamental reconocer que tenemos algo que aportar. No estamos ajenos de ser un don para los hermanos, solo debemos saber qué podemos dar.

Aleluya        cf. 2Tes 2, 14
Aleluya. Dios nos llamó por medio del Evangelio para poseer la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.

Evangelio     Jn 2, 1-11
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y, como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”. Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora –agregó Jesús– y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino y, cuando todos han bebido bien, se trae el de calidad inferior. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”. Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.

Comentario
“La orden de la madre, es decir, que hicieran lo que Jesús les dijera, se está realizando a la perfección. El maestresala prueba el agua convertida en vino. No conoce el origen del vino, pero los sirvientes sí. Ellos habían echado el agua y saben que el vino es el resultado de una cadena de respuestas o reacciones a una serie de ‘palabras’: la palabra de la madre sobre la palabra de su hijo (v. 5) y las dos palabras de Jesús (vv. 7-8). La importancia de aceptar la ‘palabra’ de Jesús es un tema crucial”.

Oración introductoria
Jesús, que delicadeza de tu parte al escuchar siempre las peticiones que te hacemos. Ayúdame a saber, como tu Madre, pedir lo que convenga para mí y para la salvación de los demás y a no querer, tontamente, imponer mi parecer sino ser dócil a tu voluntad.

Petición
Señor, así como cambiaste el agua en vino, te pido me transformes en tu amor.

Meditación 
1.- Por amor de Sión no callaré… hasta que rompa la aurora de justicia y su salvación llamee como antorcha. El autor de este relato, el tercer Isaías, habla a un pueblo que ya ha vuelto del destierro en Babilonia y le anima a seguir creyendo y confiando en Yahvé, que sigue amando a su pueblo, como un marido fiel y amante ama a su esposa. Nosotros, los cristianos, Hijos adoptivos de Dios y hermanos en Jesús, también podemos aplicarnos este texto, cuando nos encontremos desanimados, o nos sintamos fracasados. Dios nos ama y nos ofrece constantemente su ayuda y protección. Sentirnos amados por Dios puede y debe levantar nuestra moral decaída y reavivar nuestra fe y nuestra esperanza en Dios. La mejor forma que tenemos para agradecer a Dios su ayuda y protección es convertirnos nosotros mismos en ayuda y protección para aquellas personas que nos necesiten. El que se siente amado por Dios está siempre animado a amar al prójimo.

2.- Contad las maravillas de Dios a todas las naciones. En estos tiempos de gran increencia es bueno que los creyentes nos atrevamos a decir que nosotros sí creemos y que alabamos a Dios por la gran misericordia con que nos ha tratado en muchas ocasiones. Alabemos a Dios por su gran misericordia para con nosotros y no tengamos miedo en decirlo a los que no creen en Dios.
3.- Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu… El mismo y único Espíritu obra todo, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece. Estas frases que dice el apóstol san Pablo a los Corintios son una verdad que debemos aplicarnos a nosotros mismos continuamente, dentro de nuestras familias, parroquias y comunidades. Todos tenemos algún don y, en consecuencia, todos podemos poner nuestras cualidades y carismas al servicio de la comunidad en la que trabajamos y vivimos. El bien común siempre debe ser visto como un bien al que deben subordinarse los bienes particulares. Apliquemos esto nosotros a nuestra vida real. Jesús nos diría que estamos en el mundo para servir, más que para ser servidos. Así lo hizo él y así nos salvó, cumpliendo la voluntad del Padre.

4. El mayordomo llamó al novio y le dijo: has guardado el vino bueno hasta ahora. Un evangelio lleno de simbolismo. Hemos escuchado cómo Jesús en una ocasión estuvo presente en unas bodas compartiendo el gozo y la alegría de los novios. El, que era un invitado, al final los convidó a todos y les dio un vino mucho mejor. El agua simboliza la religión vacía; el vino, la alegría y la vida abundante que proceden de Dios. Las bodas son el símbolo de la unión (alianza) de Dios con el pueblo. Las tinajas de piedra (seis es el número de lo imperfecto e incompleto) representan a la Ley, que pretende purificar al ser humano, pero que en realidad es algo vacío. María es la “mujer”, el resto fiel de Israel, “desposado” con Dios. El mandato que ella expresa “haced lo que él os diga” es prácticamente idéntica a la que pronunció el pueblo el día de la alianza (pacto, desposorio) del Sinaí: “Nosotros haremos todo lo que el Señor ha dicho”. Debemos escuchar el consejo de la Madre del cielo si queremos seguir de verdad a Jesús.

El texto nos ha presentado cómo de la colaboración entre Jesús y María surgió un hecho admirable, el primero de los signos obrados por el Señor. La conversión del agua en vino fue motivo de alegría para los novios, que veían cómo su fiesta corría el riesgo de “aguarse” por causa de un descuido, y para los invitados, que así podían continuar alegres la fiesta. Y al mismo tiempo, hizo que creciera la fe en Jesús de los discípulos que habían presenciado el hecho. También los esposos están llamados, ejerciendo cada uno su papel propio, a “convertir el agua en vino”. De las cosas más habituales y cotidianas, esas que valoramos tan poco –esto es “el agua”–, deben hacer “vino”, algo de valor, sabroso y que alegra a quien lo bebe. Siempre que actúan con amor son motivo de que aumente la fe, de la misma manera que creció la fe en los discípulos que acompañaban a Jesús y a su madre en las bodas de Caná.

Propósito
María, enséñanos a querer lo que Jesús quiere, a desear lo que Jesús desea, y a hacer en todo, la voluntad de tu Hijo Jesucristo, según tu recomendación: “Hagan lo que él os diga”.

Diálogo con Cristo
Por medio de tu santísima Madre, quiero poner a tu disposición toda mi vida, todo lo que hago, toda mi familia. Confío en que el fuego de tu amor nos podrá transformar para que podamos aspirar a la santidad, que está en el ejercicio continuo de la caridad. Ayúdame a ser santo desde ahora para aprovechar así la vida que me has dado.

12:18

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