Si se viese la conveniencia de hacer lo que digo, poco a poco, se podrían trasladar todas las oficinas de la Conferencia Episcopal a la catedral. Los edificios-muro para las oficinas de la Conferencia elevarían la catedral a un nivel muy superior de grandiosidad. Podría hacerse como en la catedral de Canterbury con el alargamiento que experimentó su nave central, creando un efecto auténticamente impresionante. Me refiero a la parte compuesta por tres altas naves previa al transepto del coro.
O bien se puede hacer que surgiera de la catedral una nave lateral a modo de transepto que, en el fondo, sería como una nueva catedral. Hay otras posibilidades de conjunción de los dos espacios, pero considero que la mejor es la primera: el alargamiento de catedral, creando un espacio mucho más alto y más amplio que el resto de la catedral, porque los edificios de la Conferencia sí que supondría un plan constructivo muy notable. Los patios interiores podrían acondicionarse como claustros con cesped y hiedra. Esta nave, a la que podríamos llamar, Nave de los obispos, tendría tres centros. Los cuales los describiré mañana.
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