Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Martes de la 1 a. Semana – Ciclo C

“Estaba precisamente en la Sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar; “¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el santo de Dios. Jesús lo increpó: “Cállate y sal de él”. El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió”. (Mc 1,21-28)

Jesús expulsa demonios

Jesús comienza su vida pública:
Demostrando que “no enseñaba como los escribas, sino con autoridad”.
Demostrando su poder sobre el mal que esclaviza al hombre.
Demostrando su poder sobre esos espíritus que nos esclavizan.
“Hasta los espíritus inmundos le obedecen”.

El problema del mal es el problema que cuestiona nuestra fe y cuestiona incluso la verdad de Dios. ¿Cómo puede Dios permitir el mal?
Y por eso, todos nos cuestionamos:
¿Es posible acabar con el mal en el mundo?
Es la pregunta que todos nos hacemos.
¿Es el mal el que triunfa sobre el bien?
Es la otra pregunta que todo el mundo se hace.
Porque la experiencia pareciera decirnos que el mal es más fuerte que el bien.
Incluso, la experiencia pareciera decirnos que los que triunfan son los malos.
Y que para triunfar en la vida es mejor ser malo que bueno.

Jesús da comienzo a su predicación:
No solo enseñando sino sanando enfermos.
No solo enseñando sino dominando el mal.
No solo enseñando sino demostrando su poder sobre el mal.

Le admiran por su modo de enseñar.
Pero, donde todos quedan sorprendidos, es cuando “hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen”.

No será fácil vencer el mal.
“El espíritu inmundo le retorció” antes de salir de él.
El mal siempre se resistirá.
Pero el Evangelio y el don del Reino siempre serán más fuerte que el mal.
Cuando Jesús, al final envía a sus discípulos, les da autoridad sobre los espíritus inmundos.
Les manda imponer las manos y sanar a los enfermos.

Jesús nos anuncia ya desde un comienzo:
Que es posible vencer el mal.
Que es posible eliminar el mal.
Que es posible el triunfo del bien sobre el mal.

Nosotros hablamos mucho de los males en el mundo.
Pero no tenemos demasiada fe de que podemos superarlos.
Hablamos mucho del hambre en el mundo.
Pero no tenemos demasiado compromiso para que acabar con ella.
Nosotros hablamos mucho de las enfermedades.
Pero tenemos poca fe en imponer las manos a los enfermos.
Nosotros hablamos mucho de los malos espíritus del corazón humano.
Pero no tenemos demasiada fe en que el corazón humano puede cambiar.

Jesús nos trae la buena noticia de que somos más que el mal.
Jesús nos avisa de que el mal se resistirá.
Pero también nos dice que también debiéramos tener una fe suficiente como para decir: “Cállate y sal de él”.
No será fácil vencer el mal.
Pero ¿será más fácil que nosotros tengamos suficiente fe en que la gracia puede triunfar sobre el pecado?
Nuestro cristianismo se marchitará el día que se dé por vencido por el mal.
Nuestra fe se irá apagando en la medida en que sintamos que el mal tiene más fuerza que el bien.
Está bien que nos admiren por el modo que tenemos de “enseñar”.
Pero donde el mundo se rendirá será cuando vea que “hasta los espíritus inmundos nos obedecen”.

Clemente Sobrado C. P.

Archivado en: Ciclo C, Tiempo ordinario


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