El pueblo de Israel experimentó, en el largo destierro que padeció lejos de Jerusalén y del templo de Dios, la tristeza de estar lejos del Creador. Por eso, al volver del destierro, celebra gran fiesta al escuchar de nuevo los mandatos de Dios que alegraron los corazones entristecidos del Pueblo.
¿No estaremos ahora sintiendo la misma tristeza por el olvido y el rechazo de Dios, que se da en nuestra sociedad? ¡Volvamos a Dios, en este Año de la Misericordia! Escuchemos su Palabra en la festiva celebración de la misa dominical y se alegrará nuestro corazón y mejoraremos como personas y mejorarán las familias y nuestro mundo.
La foto es de mi iglesia parroquial de Villamediana ¿A que se ve preciosa?
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