Viernes 19 de Octubre de 2018
De la feria. Verde.
Santos Juan de Brébeuf e Isaac, presbíteros y compañeros mártires. (ML). Rojo.
San Pablo de la Cruz, presbítero. (ML). Blanco.
Beato Timoteo Giaccardo, presbítero. (Primer sacerdote de la Sociedad de San Pablo). (ML). Blanco.
Juan de Brébeuf, Isaac Jogues y muchos otros laicos y sacerdotes, participaron de las misiones jesuíticas en el actual territorio estadounidense, a mediados de 1600. Todos ellos fueron víctimas de tormentos y fueron asesinados por los aborígenes en la actual frontera con Canadá.
San Pablo de la Cruz ingresó en el seminario luego de una frustrada experiencia en la vida militar. Ordenado sacerdote, buscó un estilo de vida donde pudiese combinar el silencio, la contemplación y la austeridad junto con el apostolado y la predicación. Así fundó la Congregación de los Hermanos de la Cruz y de la Pasión de Cristo (Pasionistas). Evangelizó Italia, y dejó escritos en un diario espiritual y más de dos mil cartas. Murió en el año 1775.
Timoteo Giaccardo fue el primer sacerdote y Vicario general de la Sociedad de San Pablo (Paulinos). De él dijo el P. Alberione: “Es ejemplo de toda virtud, fidelísimo entre los fieles”. Fue como el corazón de la Familia Paulina. Abrió la primera casa en Roma por mandato del Fundador. Después de una vida totalmente entregada, murió en Roma el 24 de enero de 1948. Fue declarado beato por Juan Pablo II el 22 de octubre de 1989.
Antífona de entrada Sal 129, 3-4
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Dios de Israel, en ti se encuentra el perdón.
Oración colecta
Dios todopoderoso, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, y nos ayude en la práctica constante de las buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien: de santos Juan de Brébeuf e Isaac
Dios nuestro, que has querido manifestar la esperanza del reino eterno con la obra apostólica y el martirio de los santos Juan, Isaac y sus compañeros; concédenos, por su intercesión, que se fortalezca constantemente la fe de los cristianos. Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien: de san Pablo de la Cruz
Padre, la intercesión de san Pablo de la Cruz, presbítero, cuyo único amor fue Cristo crucificado, nos alcance tu gracia para que, estimulados por su ejemplo, abracemos con fortaleza nuestra cruz. Por nuestro Señor Jesucristo…
O bien: del beato Timoteo Giaccardo
Oh Dios, que has guiado al beato Timoteo Giaccardo, sacerdote, en la vida y en el apostolado, con la luz de tu Palabra y la fuerza de la Eucaristía: haz que, por su intercesión, en la Iglesia y en el mundo, los instrumentos de la comunicación social sean correctamente utilizados para fomentar el bien y contribuyan válidamente en todas partes a la difusión del evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo…
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las oraciones de tus fieles junto con estas ofrendas; haz que este sacrificio, celebrado con amor, nos lleve a la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión cf. Sal 33, 11
Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada.
O bien: 1 Jn 3, 2
Cuando se manifieste el Señor, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Oración después de la comunión
Padre, humildemente te pedimos que así como nos alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas partícipes de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura Ef 1, 11-14
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: En Cristo, nosotros, los que hemos puesto nuestra esperanza en él, hemos sido constituidos herederos y destinados de antemano, para ser alabanza de su gloria, según el previo designio del que realiza todos las cosas conforme a su voluntad. En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
Comentario
La carta se dirige ahora a nosotros, que prestamos oído al Evangelio, a nosotros, que estamos sellados con el fuego del Espíritu Santo. Este sello es la señal de nuestra herencia, porque el Espíritu nos hace vivir ya, hoy, la Vida que anhelamos.
Sal 32, 1-2. 4-5. 12-13
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
Aclamen, justos, al Señor; es propio de los buenos alabarlo. Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.
Porque la Palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia! El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres. R.
Aleluya Sal 32, 22
Aleluya. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. Aleluya.
Evangelio Lc 12, 1-7
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
En aquel tiempo, se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas. A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquél que, después de matar, tiene el poder de arrojar al infierno. Sí, les repito, teman a ése. ¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros”.
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús previene sobre la levadura de los fariseos, es decir, su doctrina. La levadura tiene un efecto irrefrenable: una vez que ha comenzado su proceso en la harina, ya no vuelve atrás, todo ha quedado modificado. Así como Jesús habló de la buena levadura del Reino, también nos habla de la mala levadura que es la enseñanza legalista de los fariseos, que deja de lado el amor de Dios. No permitamos que esa levadura afecte a nuestra comunidad.
Oración introductoria
Padre, ¿cuál es tu designio de Creador y de Padre sobre mi vida? ¿Cuál es tu voluntad? Yo deseo cumplirla y estoy seguro que me responderás, escuchando tu Palabra.
Petición
Señor, ayúdanos a trabajar por salvar nuestra alma. Estamos en el tiempo para merecer las gracias que obtuvo para nosotros Jesús, en su Pasión y Resurrección.
Meditación
Hoy, el Señor nos invita a reflexionar sobre un tipo de mala levadura que no fermenta el pan, sino solamente lo engrandece en apariencia, dejándolo crudo e incapaz de nutrir: «Guardaos de la levadura de los fariseos» (Lc 12,1). Se llama hipocresía y es solamente apariencia de bien, máscara hecha con trapos multicolores y llamativos, pero que esconden vicios y deformidades morales, infecciones del espíritu y microbios que ensucian el pensamiento y, en consecuencia, la propia existencia. Por eso, Jesús advierte de tener cuidado con esos usurpadores que, al predicar con los malos ejemplos y con el brillo de palabras mentirosas, intentan sembrar alrededor la infección.
El secreto de la vocación está en la capacidad y en la alegría de distinguir, escuchar y seguir su voz. Pero para hacer esto, es necesario acostumbrar nuestro corazón a reconocer al Señor, a sentirle como una Persona que está cerca de mí y me ama.
Es importante aprender a vivir momentos de silencio interior en el día a día para ser capaces de escuchar la voz del Señor. Estad seguros de que si uno aprende a escuchar esta voz y a seguirla con generosidad, no tiene miedo de nada, sabe y siente que Dios está con él, con ella, que es Amigo, Padre y Hermano.
Dicho en una palabra: el secreto de la vocación está en la relación con Dios, en la oración que crece precisamente en el silencio interior, en la capacidad de escuchar que Dios está cerca. Y esto es verdad tanto antes de la decisión, en el momento, es decir, de decidir y de partir, como después, si se quiere ser fieles y perseverar en el camino.
Cristo nos advierte que debemos temer al pecado, porque ése sí que nos puede llevar donde no queremos. Muchos santos contemplaban con frecuencia la realidad de la muerte, y se preguntaban: ¿cómo quisiera vivir yo este día si supiera que es el último día de mi vida?
Mientras vivimos, tenemos esperanzas de salvar nuestra alma. Estamos aún en el tiempo para merecer las gracias que obtuvo para nosotros Jesús, en su Pasión y Resurrección. Por eso, siempre hay una oportunidad para rehacer la vida, para levantarse de la caída, pedir perdón en el sacramento y seguir adelante pensando en el final, en el encuentro definitivo con Dios.
Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por tu amor y por este momento de oración. Conoces mi debilidad y cobardía ante las dificultades que hoy tendré que afrontar. Me preocupa el sacrificio que haré y me inquieta saber que los resultados pueden ser contrarios a lo que espero. Ayúdame a darme cuenta que Tú te harás cargo de cada minuto y detalle de este día y que todo lo bueno que resulte, será consecuencia de tu Providencia.
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