Muy poca la información que nos llega del actual sínodo de los obispos dedicado a los jóvenes. Es curioso que en esta época en que los medios son inmediatos y todo el mundo va por ahí con su teléfono inteligente en la mano, tan pocas cosas se sepan. Ya en ocasión del sínodo de la familia me preguntaba si, en aras de una mayor transparencia, no sería factible y muy conveniente que se transmitieran en directo no digo los trabajos de los grupos, pero sí al menos las reuniones plenarias.
Leo hoy en la prensa digital que en las últimas horas dos propuestas, una de un joven y otra de monseñor Rino Fisichella, levantaron aplausos prácticamente unánimes de toda la asamblea sinodal. Algo es algo. Parece que hay propuestas en este sínodo dedicado a “Los Jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” que suscitan entusiasmos del todo indescriptibles. Interesante conocerlas porque nos pueden dar pistas claves para comprender por dónde podrían apuntar las conclusiones.
No. No son propuestas sobre oración, formación, espiritualidad o vida sacramental. Frío, frío. Tampoco va la cosa de normalizar las relaciones homosexuales o abolir el celibato sacerdotal. Más frío.
La primera propuesta, que no me extraña haya sorprendido a los sinodales menos jóvenes, consiste en intentar usar más los medios electrónicos de comunicación y ahorrar en papel, lo que estaría muy en la línea de la Laudato si. Los venerables padres, acostumbrados a pasar toda su vida entre papeles, folletos, libros y libretos, no me extraña que no salgan de su asombro. Cualquier día el Vaticano hace una inversión en tablets y ofrece cursillos gratuitos.
La otra, igualmente novedosa, y venida nada menos que de todo un monseñor, consiste en organizar un peregrinaje, o al menos una caminata, en el que participen juntos padres sinodales y jóvenes. Vamos, salir un rato de paseo, supongo que cortito, porque hay padres sinodales limitados por su edad. Podía haber pedido “salir de marcha”, a lo mejor era más educativo.
Seamos serios. Lo de ir prescindiendo del papel para utilizar cada vez más los medios digitales es ya más viejo que la tos de los abuelos. Hace años que se han hecho habituales los lectores electrónicos de libros, las tabletas, los teléfonos de última generación. Que la sugerencia de un joven de ir abandonando el papel para pasar al mundo digital suscite tales adhesiones inquebrantables, lo único que demuestra es que los padres sinodales no andan precisamente a la última o bien que aplauden al muchacho para que parezca que se lo toman en serio.
La genialidad del paseo con los jóvenes era bien conocida no digo que por san Juan Pablo II, sino por el mismo Cristo, que era mucho de pasear con los suyos. Vamos, que tampoco monseñor ha inventado la pólvora.
Ahora, y en serio, si después de una semana de trabajos, los mayores aplausos son para estas dos propuestas, se puede dar por terminado y amortizado el sínodo. Basta dar a cada uno un pendrive con la documentación y una dirección de mail para enviar propuestas y seguro que hay algún Tucho que después pueda sacar las conclusiones. Incluso, para cuidar el planeta, podían haberse evitado los viajes a Roma y tener las sesiones por video conferencia, a no ser que el estar juntos en Roma sea parte de ese paseo que propone Fisichella.
Está yendo genial. Hablamos de cuidar los bosques y de pasear juntos y buena gana de meternos en otras cosas. Al menos, por el momento. Seguiremos viendo.
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