Un domingo más, y pese al calor, la plaza de San Pedro rebosaba de peregrinos para asistir al rezo del Ángelus.
El Papa habló de nuevo sobre la multiplicación de los panes y los peces y la multitud que seguía a Jesús. Explicó que Cristo es el pan de vida que sacia el hambre del hombre.
FRANCISCO
"Con estas palabras nos quiere hacer entender que, además del hambre física, el hombre tiene otro hambre, todos tenemos este hambre. Es un hambre más importante que no puede ser saciada con un alimento normal. Se trata del hambre de vida, del hambre de eternidad que solo Él puede apagar porque es el "pan de vida””
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Dijo que Cristo regala este alimento a los hombres y en él se regala también a sí mismo. Añadió que esto es la Eucaristía, el mayor de los regalos.
Explicó además que la historia humana, con sus sufrimientos y alegrías, tiene que ser vista con un horizonte de eternidad, es decir, con el encuentro definitivo con Cristo.
FRANCISCO
"Y este encuentro ilumina todos los días de nuestra vida. Si pensamos en este encuentro, en este gran regalo, los pequeños regalos de la vida y también los sufrimientos y las preocupaciones serán iluminados por la esperanza de este encuentro”.
Por último, añadió que acoger a Cristo da significado y esperanza a los momentos difíciles de la vida.
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