Del Vatican Insider
Líderes mundiales expresaron su satisfacción por el contenido de Laudato Si’, la encíclica ecológica de Francisco. De Barack Obama a Francois Hollande. Se alzaron voces de consenso en organismos internacionales como la ONU, la FAO y el Banco Mundial. Pero no todo ha sido entusiasmo, también ha surgido expresiones de “desilusión” y “preocupación”. Y un cuestionamiento a Francisco por criticar un modelo “que a tantos ha sacado de la pobreza”.
“Su primer encíclica pone en evidencia que el cambio climático es una de los principales desafíos que afronta la humanidad y que es una cuestión moral que exige un diálogo respetuoso con todas las partes de la sociedad”, dijo el secretario de las Naciones Unidas, Ban ki-Moon.
A esa expresión positiva se sumaron varios presidentes. “La encíclica pone al desafío ecológico en una perspectiva humanista y recuerda al mundo la exigencia de solidaridad por el propio destino”, sostuvo Francois Hollande, mandatario francés. “El pensamiento del Papa ofrece una visión integral de la cuestión ecológica. Mira lejos, al futuro de las próximas generaciones y a la misma supervivencia de la Tierra”, agregó el presidente italiano, Sergio Matarella.
“Mientras nos preparamos para las negociaciones de cambio climático en París en diciembre, espero que todos los líderes mundiales -y todos los hijos de Dios- reflexionen sobre el llamado del Papa Francisco para unirnos y cuidar nuestra casa común”, apostilló –por su parte- Obama.
Las expresiones de apoyo no quedaron solamente al nivel de personalidades internacionales. Por ejemplo el cardenal Luis Antonio Tagle, presidente de Caritas Internationalis, precisó que el pontífice ha invitado a todos a reflexionar y pide apuntar a otro estilo de vida, “para modificar los sistemas económicos y sociales que han causado tanto mal”.
Incluso los científicos se mostraron estimulados por el mensaje papal. “El hombre no puede ser separado por el mundo en el cual vive, que está regulado por leyes precisas e ineludibles, y está llamado a respetarlas. Traicionar estas leyes o evadirlas es de verdad un pecado contra Dios pero ciertamente un acto que lesiona la vida y el futuro de las jóvenes generaciones”, advirtió Gian Vito Graziano, presidente del Consejo Nacional de los Geólogos de Italia.
El también purpurado Angelo Scola, arzobispo de Milán, precisó que el obispo de Roma “llama a la conversión”, es decir a que los seres humanos reconozcan quienes son verdaderamente y comprender el momento histórico que les toca vivir. Y aclaró que si no se capta esa llamada a la conversión, no se entenderá el sentido más profundo de la encíclica.
Eso mismo le parece ocurrir a algunas voces disidentes que se han levantado contra Laudato Si’. El inicio de las precampañas presidenciales en Estados Unidos, esta semana, fue el momento elegido para las críticas a Francisco. “No me dejo dictar la política económica por mis obispos, por mis cardenales o por mi Papa”, exclamó Jeb Bush, precandidato republicano.
En estas horas otros se han manifestado. Por ejemplo la coalición internacional pro-vida “Voz de la Familia” se dijo “profundamente preocupada” por la “omisión” en la encíclica de una “nueva afirmación de la enseñanza de la Iglesia contra la anticonceptivos y sobre la procreación como el fin primario del acto sexual”.
Aunque reconoció que el documento contiene el rechazo al aborto y el control natal, precisó que la omisión de cualquier referencia a la enseñanza de la Iglesia sobre el empleo de los anticonceptivos “deja a los católicos mal preparados para oponerse a la agenda internacional del control demográfico”. También cargó contra el profesor Hans Schellnhuber, del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Cambio Climático y uno de los presentadores de la encíclica en el Vaticano, por considerarlo un “abogado” del control poblacional.
Como Bush en su discurso, quien calificó de “arrogante” sostener que existe una “ciencia exacta” en materia de cambio climático, uno de los aspectos que más cuestionan los detractores del Papa es su afirmación de la validez científica del calentamiento global. Sostienen que no está comprobado que los gases de efecto invernadero sean provocados por las acciones humanas. Consideran que esa tesis es, cuanto menos, “disputada” y por eso no aceptan que Bergoglio haya apelado a un “consenso científico” en la materia.
Otros directamente no digieren la crítica papal al sistema capitalista como Kishore Jayabalan, director del Instituto Acton en Roma. En una declaración se mostró “desilusionado” porque Francisco atribuyó la mayor responsabilidad del daño ambiental y social a la economía de mercado. Acusó al líder católico de tener un “análisis parcial” y de olvidarse que los mercados sí han buscado ofrecer aire y agua limpios. Sugirió también que el problema no es el sistema, sino la “tendencia al pecado” de las personas.
“¿Qué quiere que hagamos, el santo padre, en esta economía global tan criticada? Existe el riesgo de convertirnos en esclavos de la tecnología y de los bienes materiales, como dice el Papa, y deberíamos encontrar las maneras de evitarlo. Pero consumiendo simplemente menos se termina por dañar a los pobres que quisieran hacer negocios con nosotros. ¿Volvernos todos más pobres materialmente nos haría convertirnos en más ricos espiritualmente? Quizás para algunos es así, pero no para aquellos a los cuales les falta lo necesario para vivir”, señaló.
Y apuntó: “Ahorrar e invertir, mas que consumir, ¿sería el modo mejor para ayudar a los pobres? Me gustaría pensar que el Papa quiere hacernos más conscientes y responsables de nuestras acciones y hacernos vivir con un espíritu de distancia mientras actuamos justamente en esos mercados que parece condenar”.
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