La liturgia diaria meditada - Te preocupas y te agitas por muchas cosas (Lc 10,38-42) 09/10



Martes 09 de Octubre de 2018
Misa a elección:

Feria. Verde.
San Dionisio, obispo y compañeros mártires. (ML). Rojo.
San Héctor Valdivielso Sáenz, mártir. (ML). Rojo.
San Juan Leonardi, presbítero. (ML). Blanco.

(Día Mundial del Correo).

Dionisio fue enviado a evangelizar las Galias en el tiempo de la persecución del Imperio romano. Se estableció en París, donde formó una comunidad cristiana. Y cerca del año 250 murió mártir, al ser arrojado en el río Sena. Actualmente, es venerado como patrono de Francia.

Héctor Valdivielso Sáez es uno de los ocho católicos que alcanzó la corona del martirio durante la llamada Revolución de Asturias, poco antes de la guerra civil española. Nació en el barrio porteño de Boedo, el 31 de octubre de 1910. El 26 de mayo de 1913 fue bautizado en la antigua iglesia de San Nicolás de Bari, y en 1914 viajó junto a su familia a España, donde se estableció en Briviesca. La ceremonia de canonización del beato argentino se realizó en el Vaticano el 21 de noviembre de 1999.

Juan Leonardi fue ordenado sacerdote en 1572, y su primera labor apostólica fue la catequesis de niños y jóvenes. Su acción se desarrolló durante la época de la Contrarreforma, en la cual la Iglesia intentaba volver a vivir el espíritu evangélico. Fundó el seminario “Propaganda Fide”, para formar a los sacerdotes que se dirigieran a tierras de indígenas. Murió en Roma en 1609, mientras asistía a los enfermos de peste..

Antífona de entrada          Cf. Est 4, 17
Señor, todo está bajo tu poder y nada puede resistir a tu voluntad. Tú hiciste el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento; tú eres el Señor del universo.

Oración colecta     

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso sobrepasas los méritos y los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia perdonando lo que inquieta nuestra conciencia y concediéndonos aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

O bien:         de san Dionisio
Dios todopoderoso, que enviaste al obispo san Dionisio y sus compañeros a predicar tu gloria a los paganos y les diste la virtud de la constancia en el martirio, concédenos, a ejemplo suyo, no apegarnos a los bienes transitorios ni temer en las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo…

O bien:         de san Héctor
Dios todopoderoso y eterno, que hiciste a san Héctor, mártir, testigo de la fe en la educación de niños y jóvenes hasta dar la vida por Cristo, concédenos, por su intercesión y sus méritos, que, fortalecidos por el Espíritu Santo, nos dediquemos con fervor al anuncio del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo...

O bien:         de san Juan Leonardi
Dios, fuente de todo bien, que elegiste al presbítero san Juan Leonardi para anunciar el Evangelio, concede, por su intercesión, que siempre y en todas partes crezca la verdadera fe. Por nuestro Señor Jesucristo…


Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, la oblación instituida por ti y, por estos sagrados misterios que celebramos, danos la gracia de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión            Lam 3, 25
El Señor es bondadoso con los que esperan en él, con aquellos que lo buscan.

Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, sácianos con el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, para que nos transformemos en aquello que hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        Gál 1, 13-24
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas. Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor. En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento. Después pasé a las regiones de Siria y Cilicia. Las Iglesias de Judea que creen en Cristo no me conocían personalmente, sino sólo por lo que habían oído decir de mí: “El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes quería destruir”. Y glorificaban a Dios a causa de mí.
Palabra de Dios.

Comentario
San Pablo hace una breve reseña biográfica para destacar que todo lo que ahora vive es pura gracia. Él conoció y vivió la práctica judía, como buen fariseo. Desde esa experiencia puede apreciar en toda su dimensión la novedad de la fe cristiana. Y puede vivir esa fe de tal manera que provoca que también otros den gloria a Dios.

Sal 138, 1-3. 13-15
R. ¡Llévame por el camino eterno, Señor!

Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. R.

Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! R.

Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra. R.

Aleluya        Lc 11, 28
Aleluya. Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. Aleluya.

Evangelio     Lc 10, 38-42
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Palabra del Señor.

Comentario
“Tan libre fue Jesús que nos impele a la libertad. María eligió. ¡Entonces se puede elegir! No viene predeterminado por el sexo que unas cocinan y otros estudian. Y se puede elegir esta forma de discipulado que es estar sentada a los pies del Maestro, escuchar la Palabra, pensarla, entenderla, debatirla, escudriñarla y contemplarla. Esta mejor parte, ser discípula, es la que unifica la vida en sus muchas cosas que la agitan”.

Oración introductoria 
Señor, a imitación de María, escojo la mejor parte. Concedeme la gracia de estar contigo en esta oración. A menudo nos sentimos metidos entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración. Dame tu gracias para estar en este momento cerca de Ti. 

Petición 
Señor, ayudame a escoger la mejor parte en estos momentos de reflexión donde escucho Tu Palabra y quieres dejar tu mensaje en mi. 

Meditación  

Hoy, como cada día, puedes aprender del Evangelio. Jesús, invitado en el hogar de Betania, nos da una lección de humanidad: Él, que quería a la gente, se deja querer, porque las dos cosas son importantes. Rechazar las muestras de afecto, de Dios y de los demás, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la santidad.

¿Marta o María? Pero..., ¿por qué enfrentar a quienes tanto se querían, y querían tanto a Dios? Jesús amaba a Marta y María, y a su hermano Lázaro, y nos ama a cada uno de nosotros. En el camino de la santidad no hay dos almas iguales. Todos procuramos amar a Dios, pero con estilo y personalidad propios, sin imitar a nadie. Nuestro modelo está en Cristo y la Virgen. ¿Te molesta la manera de tratar a Dios de otros? Intenta aprender de su piedad personal.

«Hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir; o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca».

Jesús iba con placer a Betania, y se sentía como en su casa. Marta, que se dedica con empeño a las faenas de casa, está tan absorta en servirlo atentamente que no encuentra el tiempo de gozar su compañía. En cambio, María prefirió sentarse junto a él para escuchar sus enseñanzas. Jesús no quiere ser juez entre Marta y María: no manda a la primera que se siente a escucharle, ni a la segunda que se levante a ayudar a su hermana. Él aprovecha la ocasión para ofrecer un consejo siempre válido: en nuestra peregrinación terrenal conviene sólo preocuparse de escuchar la palabra del Dios, y respetar sus enseñanzas con nuestras obras. 

¿Qué cuenta más, escuchar a Dios o trabajar por Él? ¿La vida activa o la vida contemplativa? "Una sola es la cosa de que hay necesidad." Vida activa y contemplativa no están en contraposición así como Marta y Maria, son" hermanas." Cada fiel cristiano, en el estado de vida que le es justo, tiene que aprender a ser contemplativo en el actuar y activo en la contemplación. El Maestro nos enseña que no es necesario preocuparse excesivamente por las "obras de Dios", si nos llevan a no tener tiempo para estar y para dialogar con el "Dios de las obras." Si primera no hablamos con Dios, ¿cómo podremos hablar luego de él a los otros? A menudo nos sentimos metidos en este conflicto: entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre bueno. 

Para escuchar al Señor, es necesario aprender a contemplarlo, a percibir su presencia constante en nuestra vida; es necesario detenerse a dialogar con Él, dejarle espacio en la oración. Cada uno de nosotros debería preguntarse: ¿qué espacio dejo al Señor? ¿Me detengo a dialogar con Él? Desde que éramos pequeños, nuestros padres nos acostumbraron a iniciar y a terminar el día con una oración, para educarnos a sentir que la amistad y el amor de Dios nos acompañan. Recordemos más al Señor en nuestras jornadas. 

«María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10,42). Dios nos quiere felices. Que nuestra Madre del Cielo nos ayude a experimentar la alegría de la entrega.

Propósito 
Volvamos a atribuir el justo valor y el justo tiempo a la vida interior. Que ninguna actividad nos impida no dedicar un momento a la oración. 

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