
Y recuerdo muy bien las primeras impresiones, las personas, los paisajes, los proyectos. Veintinueve años despúes siguen muy vivos en mi corazón, enriquecidos por las alegrías y las penas compartidas y los planes cumplidos y las ilusiones satisfechas. Motivos abundantes y muy gratos para seguir celebrando y recordando. Y…, como en aquel querido comedor del seminario, me quedo felizmente dormido… l-e-y-e-n-d-o…z z zzz….
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