Que 50 sombras de Grey ha desatado grandes pasiones, es innegable: defensores y detractores se aplican con igual ímpetu a la hora de argumentar a favor o en contra de la obra creada por la autora británica E.L. James, al mismo tiempo que su popularidad sube como la espuma.
50 sombras de Grey no es desde luego la primera novela de literatura erótica que causa una gran polémica, pero sin duda sí es una de las más exitosas de todos los tiempos. También está arrasando en taquilla.
Mientras algunos expertos en sexología califican este fenómeno editorial y cinematográfico de avance positivo, ya que saca a la luz un tipo de sexualidad que, conveniente o no, existe y es el de las relaciones sadomasoquistas; por su parte, diversos estudios de la Universidad de Columbus han considerado al tipo de relación que mantienen los protagonistas de 50 sombras de Grey como unaperpetuación del problema de la violencia de género debido al mensaje de sumisión y machismo que estiman que esconde su trama argumental. Además sostienen que ambos personajes se encuentran atrapados en una relación patológica debida, sobre todo, a los profundos trastornos psicológicos y emocionales del protagonista masculino, Christian Grey.
En cualquier caso, en lo que está de acuerdo la mayoría es que el éxito de esta famosa trilogía parece estar en la mezcla entre romanticismo, erotismo y prácticas sexuales discutidas socialmente, combinada con una estupenda campaña de márketing.
La historia se perfila a modo de ‘cuento de hadas’ para adultos, donde una joven inocente es cortejada por un exitoso millonario que le promete un mundo de aventuras desconocidas. Así, esta chica tímida y con una vida corriente, con la que se puede identificar la mayoría de las mujeres, conoce a su ‘príncipe azul’, que se va convertiendo en gris (grey) a medida que lo vamos conociendo. Esta transformación es simultánea a la de Anastasia, de ‘patito feo’ en un bello cisne.
Sin embargo, el mundo que Grey había construido para sí mismo se tambalea al enamorarse de Anastasia, ya que ella contará con un inesperado poder de negociación que le permitirá realizarse sentimentalmente.
Debates aparte, ya que al fin y al cabo, se trata de una novela de ficción, analicemos la psicología de los personajes protagonistas de 50 sombras de Grey:
Perfil psicológico de la protagonista femenina, Anastasia Steele
La protagonista femenina es una chica de clase media, buena estudiante, responsable y trabajadora. Cursa sus estudios universitarios de Filología y Literatura Inglesa ya que quiere dedicarse al mundo de las editoriales compatibilizándolos con un trabajo parcial en una ferretería.
Se trata de una persona muy discreta, poco comunicativa y bastante tímida. Su padre fallece siendo marine cuando llevaba a cabo unas maniobras de combatesiendo ella un bebé. Su madre, una emprendedora de continuos negocios que acaban siempre fracasando, se casa varias veces. Anastasia se queda con el segundo marido de su madre, Ray Steele, del cual lleva su apellido, al que adora y al que debe gran parte de su equilibrio emocional.
El encanto fundamental de Anastasia radica en que es una chica normal llena de inseguridades, con las cuales muchas mujeres pueden sentirse identificadas: “Me miro en el espejo y frunzo el ceño, ¡qué asco de pelo!”.
La protagonista de 50 sombras de Grey es una chica tradicional, a la que no le gusta ser el centro de atención de nada, sino pasar desapercibida. Es una persona más bien solitaria que cuenta con pocos pero buenos amigos: “Las actividades en grupo no son lo mío señor Grey. Lo mío son los libros”.
Precisamente, debido a las muchas novelas románticas que ha leído, Anastasia se ha creado unas expectativas demasiado elevadas sobre el amor y las relaciones afectivas, como ella misma reconoce: “Quizás he dedicado demasiado tiempo a mis románticos héroes literarios y por eso mis ideales y mis expectativas son excesivamente elevadas”. Así, cuando conoce a Christian Grey, se queda obnubilada y su fantasía traza una imagen idílica de él: “es un caballero con armadura brillante”, “un héroe romántico”.
Admira a su mejor amiga con la que comparte piso, a la que considera más arrolladora, atractiva y bella que ella: “No entiendo qué ve Christian en mí”, “Kate lo tiene todo, es irresistible, guapa, sexy, divertida, atrevida… Todo lo contrario que yo”. Es evidente que el personaje de Anastasia tiene una autoestima baja y, como no puede ser de otra forma, no está conforme con su físico: “Toda mi vida he sido muy insegura. Soy demasiado pálida, demasiado delgada, demasiado desaliñada, torpe y tantos otros defectos más, así que siempre he evitado a cualquier posible admirador”. Frases como ésta ponen de manifiesto que, en el planteamiento inicial de 50 sombras de Grey, la protagonista no se considera a sí misma digna de ser querida y amada.
Anastasia es demasiado dura consigo misma, lo que plasma en un diálogo interior muy autocrítico: “Me riño a mí misma”, “seguro que estoy reaccionando de manera desproporcionada a algo que sólo existe en mi cabeza”, “me doy asco”.
Fruto de su perfeccionismo y alta autoexigencia, Anastasia es una mujer que está logrando compaginar un trabajo con una carrera universitaria que, además, está saldando con unas buenas notas.
Por otra parte, Anastasia busca constantemente la aprobación de los demás. Es una persona poco asertiva, ya que le cuesta mucho decir que “no” a aquello que le demandan los demás, aunque íntimamente no esté convencida. Por el contrario, su pretensión es la de complacerles y agradarles. Así, por ejemplo, Anastasia se deja llevar por su amiga Kate cuando le dice que debe ir a entrevistar al Sr. Grey o que llame por teléfono a alguien a pesar de que ella en esos momentos no lo quiera hacer. Del mismo modo, Anastasia actúa de manera sumisa y se deja ‘organizar’ la vida por Christian Grey cuando éste le marca cómo se debe comportar, qué tipo de prácticas sexuales “no vainilla” van a compartir o hasta qué debería comer y cuánta cantidad.
Respecto a la comida, algún terapeuta ha sugerido que el personaje de Anastasia podría tener latente algún trastorno de alimentación, sobre todo si se tiene en cuenta su carácter muy autoexigente y perfeccionista, y sus inseguridades respecto a su físico. No obstante, parece mucho más probable que los ‘despistes’ con la comida de Anastasia tengan más que ver con las preocupaciones que le genera la poco convencional relación con Grey. Asimismo, dado que Christian había pasado grandes restricciones con la comida en su infancia llegando casi a la desnutrición cuando fallece su madre y es encontrado por la policía, es fácil comprender que el personaje masculino de 50 sombras de Grey hubiera desarrollado una cierta obsesión por la alimentación. Esto lo plasma en su continua preocupación porque Anastasia no se deje nada en el plato.
Después de cada uno de los encuentros con Christian, Anastasia no puede evitar que su mente le dé vueltas y más vueltas a todo que acaba de vivir: “No debería darle más vueltas, debería estar estudiando”, “intento analizar cómo ha ido nuestro café”, “lo he fastidiado, lo sé”. Esta tendencia a repensar todo mil veces nos está indicando que Anastasia posee una personalidad obsesiva, lo que lleva, a menudo, a tratar de adivinar, infructuosamente, de Christian: “No logro discernir cuál es su estado de ánimo”.
Lo cierto es que los lectores nos encariñamos con este personaje, que con frecuencia se comporta con una cierta torpeza. De hecho, Anastasia conoce a Grey tras una inoportuna caída (la primera visión que Christian Grey tiene de ella es postrada en el suelo en una posición casi de sumisión, lo que causa una gran excitación al protagonista de la novela) o casi es atropellada por una bicicleta en sus primeros encuentros.
Pero nada vuelve a ser lo mismo en la vida de Anastasia tras conocer a Christian y establecerse entre ambos una atracción enorme: “Es muy tenaz, controlador y arrogante… Da miedo, pero es muy carismático”.
Esta forma de pensar de la protagonista femenina de 50 sombras de Grey está en línea con la idea, reforzada por varios estudios de Neurobiología, según la cual las mujeres se sienten más atraídas por aquellos rasgos, actitudes o conductas más masculinas, que connotan seguridad, protección y compatibilidad para la reproducción que por los chicos ‘buenos y adorables’.
Aunque, debido a su déficit de autoestima, Anastasia no se cree merecedora del amor de Christian: “Es demasiado guapo. Somos polos opuestos, y de dos mundos muy diferentes. Me veo a mí misma como a Ícaro cuando se acerca demasiado al Sol, se quema y se estrella. Tiene razón. No es un hombre para mí. Es lo que ha querido decirme, y eso hace más fácil aceptar su rechazo”.
Como ella no es consciente de su belleza, será Christian Grey quien con el tiempo le irá haciendo tener conciencia de sí misma y de su atractivo físico.
A pesar de que, desde muchos puntos de vista, se puede calificar a Anastasia de ‘mujer maltratada’ por las prácticas sadomasoquistas, es cierto que Christian Grey deja claras sus intenciones: “No vas a hacer nada que no quieras hacer”.
No obstante, a la protagonista no le agrada el tipo de relación que intenta establecer Grey y planta cara a la situación: “¿Por qué intentas cambiarme? ¿Así será nuestra… bueno… nuestra relación? ¿Estarás dándome órdenes todo el rato?”Anastasia se propondrá modificar las reglas del juego a un Christian Grey que no está acostumbrado al cambio de roles (“Nadie me ha dicho nunca que no”), pero finalmente se ve subyugado por la inocencia de la escurridiza Anastasia: “Ay, Anastasia, eres tú la que me ha hechizado…”
Y historia, por tanto, se dirige hacia una idea bastante frecuente en el imaginario femenino de conseguir ‘domar’ al ‘chico malo’ y cambiarlo:“Este hombre, al que una vez creí un héroe romántico, un caballero de resplandeciente armadura, no es un héroe, sino un hombre con graves problemas emocionales, y me está arrastrando a su lado oscuro. ¿No podría yo llevarlo hasta la luz?”. La realidad nos suele demostrar que semejante empresa es muy complicada. Lo habitual es que resulte mucho más fácil cambiar de pareja que cambiar a tu pareja.
Perfil psicológico del protagonista masculino, Christian Grey
Christian Grey es un hombre despiadado en los negocios (“Algunos dirían que no tengo corazón”) y dotado de una gran inteligencia al que se le da muy bien organizar y planificar. Ha sabido sacar partido de su excelente formación y de su buena posición familiar para convertirse, también gracias a su esfuerzo, en un hombre admirado y respetado en el sector de las telecomunicaciones con sólo 27 años: “No creo en la suerte ni en la casualidad, señorita Steele. Cuanto más trabajo, más suerte tengo…”
No solamente ha tenido éxito en los negocios, sino que además entiende de vinos, de música, de deportes, de aviones, de arte, toca el piano a la perfección… aficionado también a proyectos de beneficencia: “Suena muy filantrópico. ¿Le apasiona la idea de alimentar a los pobres del mundo?”.
El hecho de haber sido un niño maltratado y, posteriormente, adoptado con 4 años hace que tenga un bagaje emocional perturbado y complejo, por lo que también a la vez es distante, frío, solitario y hermético: “Soy una persona muy reservada, señorita Steele. Hago todo lo posible por proteger mi vida privada”.
El halo de tristeza y de sombras que ha heredado de su pasado le ha hecho construirse una “coraza” emocional (“Porque estoy muy jodido, Anastasia. Tengo muchas más sombras que luces. Cincuenta sombras más”) que le aísla del mundo y del amor: “No me interesan las historias de amor. No soy hombre de flores y corazones. Deberías mantenerte alejada de mí”. Y es que en el fondo Christian Grey no tiene miedo a nada más que a sí mismo.
Como consecuencia de haber sido abandonado por su propia madre (prostituta y drogodependiente), el personaje de Christian Grey es desconfiado y da muestras de miedo al compromiso. Teme volver a ser abandonado por alguien en quien confíe y a quien ame. Como consecuencia, sus numerosas relaciones (hasta que conoce a Anastasia) son desapasionadas y se reducen prácticamente al plano sexual.
El protagonista de 50 sombras de Grey no permite ser tocado por su pareja y rechaza las prácticas sexuales más convencionales a las que califica como “sexo vainilla”. A Christian Grey solo le excitan las prácticas sexuales en las que se ejerce el dominio y la pareja acepta la sumisión mediante látigos, fustas, cuerdas, bridas, etc.
Su miedo básico es ser herido por otros, debido a ello siempre quiere estar al mando de la situación: “Suelo hace las cosas a mi manera, Anastasia”. Christian Grey aspira a controlar y poseer: “Quiero que te rindas a mí en todo voluntariamente, para complacerme”.
Ya Sigmund Freud señaló la relación existente entre el instinto de dominio y el sadismo, es decir, el sentir placer al causar dolor o sometimiento a la pareja.
Según el padre del psicoanálisis, la conducta sádica tendría una base biológica para superar la resistencia de la persona que provoca la atracción sexual. El sadismo, por lo tanto, sería una forma exagerada de lo que él calificó como “conducta sexual activa normal”.
Así, el instinto sádico se puede encontrar en un “individuo normal”, ya que la mayoría de los hombres se comporta de una forma dominante y con la intención de imponerse en el acto sexual.
Para Freud el masoquismo, es decir, la obtención de placer sexual por parte de una persona al ser sometida con agresividad, sería también una forma exagerada y extrema de comportamiento pasivo de la “conducta sexual normal”.
En su teoría sexual, Sigmund Freud sostenía que, si bien los términos sadismo y masoquismo parecían indicar lo contrario, en realidad tenían una función complementaria en las relaciones sexuales. Y lo que es más: que ambas formas, tanto la activa como la pasiva, aparecen siempre juntas en la misma persona. O sea, que la persona que siente placer en causar dolor en la relación sexual, tiene también la capacidad de disfrutar del dolor y del placer en esa relación.
En el caso del protagonista de 50 sombras de Grey se cumple esta correlación sádica y masoquista. En la relación con Anastasia se erige en amo, mientras que en la relación con una amiga de su madre adoptiva acepta el papel de sumiso.
Lo cierto es que la imbricación entre sadismo y masoquismo es tan estrecha que no pueden estudiarse sus causas ni sus manifestaciones en forma separadas.
Si bien el sadismo extremo pone de manifiesto un gran sentimiento de rabia, es habitual que el masoquismo no sea más que un correlato del sadismo, orientado hacia sí mismo.
El estudio clínico de casos extremos de trastorno sadomasoquista revela la existencia una fijación relacionada con un gran sentimiento de culpa.
Una persona que ha sido abandonado por su madre cuando era pequeño entiende intelectualmente, como es lógico, que él no tuviera la culpa de ese abandono y del maltrato recibido. Sin embargo, es habitual que subyazca en la persona un sentimiento de culpa. En la persona permanece esa sensación intensa y confusa de aquel trauma. Un niño no entiende por qué la persona de la que depende afectiva y materialmente le abandona, y el niño llega a creer que es por su culpa, que ha sido “malo” y que merece el castigo del maltrato. Este sentimiento es frecuente que perviva en lo más profundo de su ser ‘envenenando’ todo su posterior desarrollo emocional.
Probablemente tampoco es casualidad que Christian Grey tenga una fijación tan fuerte con el sexo dado que la persona que le abandona se dedicase precisamente a ganarse la vida con el sexo.
Por otra parte, el comportamiento celoso: “No me gusta compartir, señorita Steele. Recuérdelo” y posesivo de Christian “Tú… eres… mía, ¿entendido?” también se pone de manifiesto en múltiples ocasiones. Es este carácter dominante, posesivo y celoso el que hace encajar al personaje de Christian Grey en el perfil psicológico de un maltratador.
Sin embargo, conocer a Anastasia supone un soplo de aire fresco en su vida:“Nunca había dormido con nadie, nunca había tenido relaciones sexuales en mi cama, nunca había llevado a una chica en el helicóptero y nunca le había presentado una mujer a mi madre. ¿Qué estás haciendo conmigo?”.Sin embargo su relación también se vuelve un desafío (“Eres una mujer difícil, Ana Steele”), ya que ella no se lo pone fácil desde el principio “Anastasia, necesito una respuesta. La espera está volviéndome loco”.
Así pues, el señor Grey se debe acostumbrar a las nuevas sensaciones que descubre con Anastasia y encontrar un punto de equilibrio si pretende que la relación funcione.
Conforme va avanzando la trama de 50 sombras de Grey, el protagonista se va transformando por la influencia de Anastasia hasta que el amor de ella consigue rescatarle de sí mismo.
¿Historia de amor creíble a pesar de los trastornos?
Pero, ¿es creíble que el personaje de Christian Grey, teniendo en cuenta los antecedentes de maltrato vividos en su infancia y su carácter dominante, controlador y celoso, pudiera desarrollar a la larga una relación amorosa estable?
Algunos psicólogos y terapeutas consideran que la historia de amor entre los protagonistas de 50 sombras de Grey puede ser creíble, aunque solo después de un trabajo de introspección personal en el que el Christian Grey comprendiera los efectos de cada uno de los traumas de su vida en su personalidad. El protagonista debería emprender un proceso en el que entendiera por qué actúa de la manera que lo hace, por qué no confía en nadie y cuál es el origen de sus comportamientos, hasta ir progresivamente modificándolos. Para ello, tendría que existir un deseo poderoso de superar sus trastornos y que su pareja le aportase grandes dosis de cariño y de paciencia.
Quien ha sufrido maltrato no espera una respuesta amorosa del otro (y es justamente lo que ocurre a Grey) y tampoco protección. Los traumas de la infancia de Christian hacen que le sea prácticamente imposible creer en una reciprocidad verdadera.
Otros psicólogos consideran que sería muy complicado que Christian pudiera desarrollar una relación amorosa estable (al menos sin una laboriosa terapia dirigida por un profesional) y que 50 sombras de Grey acaba transmitiendo la clásica idea de que ‘el amor todo lo puede’, perola realidad es que resulta muy fácil que personas con una autoestima baja se ‘enganchen’ a individuos dañinos, dominantes, agresivos, con un claro patrón de maltrato debido a la ilusión de que el amor los cambiará, lo cual desencadena en una relación tóxica de dependencia emocional y de abuso sexual disfrazada de romanticismo.