Entre otras cosas, esto les diré mañana, 3 de agosto, a los feligreses de Murillo de Rio Leza en mi predicación por su fiesta patronal:
Que la veneración de las santas reliquias de su cuerpo, martirizado por las piedras que arrojó sobre él la intolerancia y el odio fanático; reliquias encontradas milagrosamente, en un día como hoy, en Jerusalén y distribuidas por la cristiandad, os ayuden a ser valientes a diario, viviendo la alegría de la fe en la familia, en el trabajo, en la casa y en la calle. Así Murillo y sus habitantes tendréis siempre motivos y ganas para celebrar y gozar estas fiestas, que os deseo muy felices. Que así sea.
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