La ermita de Molinoviejo guarda esta preciosa imagen. Ayer mismo fui a verla, y dejé un beso a sus pies aprovechando que estábamos solos. Ella es la Reina, mi Reina, que gobierna en el Cielo por ser Madre, Hija y Esposa del mismo Dios.
Después del beso volví a llamarla "Reina" cantando en silencio el Salve Regina, que es una oración bellísima, llena de galantería, confianza y respeto.
"Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos". Son los ojos de una Reina, que es "madre de la misericordia, dulzura de la vida, esperanza nuestra".
¡Cuántas cosas te he pedido a lo largo de estos años en Molinoviejo! No soy capaz de recordarlas todas, pero sé que tú no las olvidas.
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