Todas las tardes en mi barrio de Campanar de Valencia me subo a la terraza, vecina a mi parroquia de San Josemaría, a las 8 de la tarde, la hora de los aplausos.
En ese momento, con la Custodia, doy pausadamente la bendición a todo el barrio, a Valencia, a España, al mundo entero.
Ahí estáis todos vosotros. El Dios misericordioso no se cansa de bendecirnos. Con Él RESISTIREMOS, como canta tanta gente durante estos días
Publicar un comentario