El recorrido duró cinco horas y muchas personas acudieron a la bendición con garrafas de agua para que el sacerdote las bendijera a su paso.
En Ecuador, con cifras de fallecidos por coronavirus sin determinar (podrían superar los 16.000 muertos), las acciones de evangelización no cesan en medio del confinamiento y del sufrimiento que esto provoca en un país tan pobre como este.
Muchas personas acudían a la bendición llevando garrafas de agua para que el sacerdote las bendijera a su paso. Sin sacramentos, como la mayor parte del mundo, lo único que queda es esa posibilidad, los sacramentales.
"Un ratito de Cielo"
Esta es la carta de la hermana Paqui Morales, de la congregación Siervas del Hogar de la Madre envía a este Confidencial de la procesión de Jesús Sacramentado y la imagen de Jesús Misericordioso.
"En medio de la situación tan dura que se está viviendo a nivel mundial, en la ciudad de Chone, Ecuador, hemos tenido la oportunidad de vivir “un ratito de Cielo”.
Era impresionante ver a Jesús Sacramentado recorrer esas calles, desde el centro de la ciudad hasta el sector más pobre, recibiendo tantos actos de amor, tantas solicitudes de perdón, tantos actos de adoración… El corazón estallaba de alegría.
"Se arrodillaban cuando veían a Jesús Sacramentado"
Ver a personas sencillísimas, arrodillarse sobre la tierra, sobre las piedras, cuando veían llegar a Jesús Sacramentado, ver rostros llenos de lágrimas al poder desahogar su dolor, ver también tantos rostros llenos de alegría, que experimentaban que se “llenaban de vida” en la presencia del Dios Vivo.
Un momento especialmente emotivo fue el paso por el hospital. El hospital de Chone, tras el terremoto, por falta de infraestructura, atienden en unas carpas, unos contenedores, que mal equipados, reciben los pacientes, y los médicos hacen lo que pueden por aliviar el sufrimiento, sin contar con los medios necesarios.
Al paso por el hospital, el padre hizo parar el carro e impartió la bendición al personal sanitario que había salido rápidamente al escuchar que se acercaba el Santísimo. El médico de nuestras almas, fortalecía a los médicos del hospital, que humildemente recibían la bendición llenos de gratitud, algunos con lágrimas en los ojos.
Damos gracias a Dios por su bondad, porque es eterna su Misericordia, y porque en los momentos de sufrimiento está más cercano todavía. ¡Dios con nosotros! ¡Viva Jesús Sacramentado!!!
religionconfidencial.com
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