Es que me pongo de los nervios… Se ha convertido en una especie de muletilla fácil que aquí emplea todo quisqui sin el menor pudor. Hagan la prueba si tienen humor para ello. Fíjense en homilías -ahí algo menos-, escuchen a clérigos de cualquier nivel, acudan a jornadas me da igual de pastoral, de Cáritas, de juventud, liturgia, economía parroquial, vida ascendente, catequesis o medios de comunicación. Varias veces les van a explicar qué es lo importante.
Lo importante es… tachín tachín. Lo importante es…
- Acoger a todos
- Ser capaces de dialogar
- Estar con los pobres
- Comprender a los jóvenes
- Celebrar con dignidad
- Que salgan las cuentas
- Acompañar a enfermos y ancianos
- Empatizar con los niños
- Unos medios de comunicación ágiles y atractivos
Sí, hombre, sí. Y aprender a compartir, y sonreír siempre, y estar disponibles, y ser sencillos… que sí… ¿Y qué más?
Pues que la gente esté a gusto, que sepamos respetar, que acudamos a la catedral algunas veces, que vayamos a las reuniones, la sinceridad, el compañerismo… ¿Y?
Comienzo de la predicación de Jesús, el Hijo de Dios: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Final de su predicación: “«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado”.
¿Decíamos que qué es lo importante?
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