Este que ven en la foto, el segundo empezando por la izquierda, es un servidor, con gafas y hasta flequillo. Es mi ordenación sacerdotal, el 26 de diciembre de 1979.
Para los curiosos les diré que el obispo oficiante fue monseñor Nicolás Castellanos, agustino, hoy emérito en Bolivia, en el centro de la foto. A mi lado, concelebrando, D. Antonio Ruiz, párroco entonces de Miraflores de la Sierra, ya fallecido. Al otro lado del obispo, el P. Isaías Díez del Río, provincial entonces de los agustinos.
Hoy, pues, se cumplen nada más y nada menos que CUARENTA años del evento.
Fecha redonda. Cuarenta. Como los cuarenta días del diluvio universal, los cuarenta años del pueblo de Isarael por el desierto, los cuarenta días de ayuno de Cristo, los cuarenta de la cuaresma católica. Un año más, pero eso de que sean justamente CUARENTA, como que me ha tocado.
En una ocasión una persona se acercó a un venerable sacerdote para quejarse de su párroco. Ya pueden imaginarse: posiblemente no demasiado piadoso, quizá justo de celo apostólico, tal vez que no predicaba con la suficiente unción. Después de escuchar con atención y mucha paciencia, aquel venerable sacerdote preguntó a quien se quejaba: ¿pero usted reza por su párroco? ¿No? ¿Y entonces, de qué se queja?
Uno en estos cuarenta años de cura ha hecho un poco de todo. Me estrené como vicario parroquial en Santa María de la Esperanza, una parroquia media con un enorme colegio al lado y donde trabajé sobre todo con jóvenes y Cáritas y en la que permanecí seis años. Fui después párroco de Santa Ángela de la Cuz en Madrid en un momento en el que aquella zona, Peñachica, eran casitas bajas, inmigrantes, un poblado gitano y droga y mucha necesidad. Nueve años. De ahí, el salto a Guadalix y Navalafuente, pastoral rural, donde permanecí otros nueve. Doce en la Beata María Ana Mogas, de la que muchos han ido sabiendo historias a través del blog, y ahora algo más de dos años de párroco más rural, atendiendo Braojos, Gascones y La Serna.
He sido profesor de religión y profesor de teología pastoral en el estudio teológico de los agustinos. Responsable de pastoral en un colegio de 2.000 alumnos y capellán de colegio mayor. Arcipreste tres veces, miembro del consejo presbiteral de Madrid y del consejo diocesano de pastoral. La verdad es que pocas cosas me quedan por hacer como sacerdote.
Hoy, en mis cuarenta años de cura, toca dar gracias por tantas cosas y toca pedir padrenuestro, avemaría y gloria, porque aunque aparentemente uno haya hecho cosas, en el fondo sé que se pudo hacer más y mejor. Y estamos a tiempo de que así sea. Cuarenta años. Con ganas, con ilusión, feliz de ser sacerdote y muy necesitado del apoyo de sus oraciones.
Los jueves celebro en La Serna. Hoy es jueves, misa en La Serna. A las 18 h. como cada jueves. Acuérdense de este cura. Y allí donde se encuentren, recen por mí y que Dios se lo pague.
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