Dios tiene rostro humano: Jesús.
Qué hermoso es
poder mirarte a los ojos,
Mi Dios.
Lleno de amor infinito
me miras,
Y yo te miro.
Mucho, mucho tiempo,
Hasta que nuestras miradas se encuentran
Y sé que estás ahí.
¡Mira en mi corazón!
Aleja todo
Lo que se interpone entre Tú y yo.
Deseo entregarte mi vida,
Dime tú cómo se hace.
Benedicto XVI
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