Aunque no tengo mucha esperanza, sí que tengo un 0,0001% de esperanza de que algo consiga con lo que voy a decir. Al enterarme de que Chile entraba en una fase de redacción de una nueva constitución, se me ocurrió: ¿por qué no toman en cuenta, parcial o íntegramente, lo que propongo en mi libro La decadencia de las columnas jónicas?
En fin, si me está leyendo alguien que conoce a alguien que, a su vez, conoce a otro que puede influir en esto, que sepa que tengo una constitución recién sacada del horno: crujiente, olorosa, todavía calentita. Está nueva del todo, sin estrenar. Y está lista, para entregar la llave y entrar a vivir. Aquí está el link para descargar el libro:
https://drive.google.com/open?id=1Et2o_YOCz-M9H-Ww-CwTabOhJ29AdVOS
Si alguien me pregunta: “¿Le haría ilusión que una nación tuviera su constitución?”. La respuesta es sí. Algo de ilusión me haría. Padre Fortea, padre de la constitución chilena. Redundante, pero no suena mal.
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