Tengo la costumbre, buena o mala no lo sé, de dar la razón a la gente en todo lo que me dicen. Por principio. Pero una cosa es que dé la razón y otra muy distinta que me calle, porque servidor, una vez aceptada la cuestión, tiene por costumbre sacar sus propias conclusiones. Ahí comienzan los problemas.
Hoy es el día de todos los santos. Mañana, los fieles difuntos. Lo celebramos hartos de escuchar eso tan bonito de que Dios es bueno y todos al cielo desde el momento mismo de la muerte. Sea.
Una discusión más sobre el particular. Gente progreta, tanto que una vez leyeron una reflexión de José María Castillo y hasta un par de cosas de Aradillas. Unamos a esto la pertenencia por unos meses al grupo de cristianos de base del cura Manolo e incluso parte de la niñez en el seminario de los padres társilos. Con este pedigri, infalibles. A ellos los va a venir nadie con algo tan trasnochado como el catecismo, las misas de difuntos o la carquez de los infocatólicos.
Batería con todos los tópicos, que aquí progres muy progres pero con unos argumentos más pasados que los pantalones campana, aunque más o menos sean de la misma época. Pues eso, que si todo es para sacar dinero, que si Dios es bueno, que si tú crees que Jesucristo te va a mandar al infierno, que si eso del purgatorio no se sostiene. Como ven, argumentos de peso, teológicamente irreprochables y del todo novedosos.
En estos casos lo mejor es callar y hacer como que te impresionan sus razonamientos. Eso sí, cuando llegan al final de todo sueltas tu pregunta: ¿entonces Hitler, cuando se pegó el tiro, se fue derechito al cielo? Cambiaron las caras. Una progra, en medio del éxtasis argumental, exclamó: “si, Hitler también". Fue un arrebato pronto ahogado por las reflexiones de los más sesudos. Hombre, tanto como Hitler…
Fantástico. Me acaban de reconocer que eso del cielo para todos no está tan claro. Que no se imaginan compartiendo alabanzas celestiales con ese tipejo. Evidentemente, si Hitler no va al cielo, otros como él tampoco… porque, claro, esos capitalistas malvados que con sus mañas permiten la muerte de millones de inocentes, eso dicen, menos. Ni los obispos o curas pederastas. Y si seguimos, resultará que al cielo no es que no van todos, sino que solo entrarán los seguidores de Castillo, los enamorados de Aradillas y, por supuesto todos los lectores de Religión Digital.
¿Y Stalin estará en el cielo? Silencio. Franco, evidentemente, otro que no. Los infocatólicos ni purgatorio. Directamente al infierno. Cosas de la misericordia. ¿Pero no iban todos al cielo?
Prefiero lo del cielo y lo del infierno según el catecismo. Cosas mías.
Publicar un comentario