Los cinco ordenandos de la archidiócesis de la Ciudad Condal son: Jordi Avilés Zapater, Jordi Domènech Llauradó, Vicenç Martí Fraga, Joan Mundet Tarragó y Diego Pino. Los cinco serán ordenados por el arzobispo metropolitano de Barcelona, cardenal Juan Jose Omella.
Siete años de discernimiento
Los futuros sacerdotes, después de un proceso de formación intenso, llegan al paso definitivo. Tal como explica el rector del seminario, Mn. Felipe Juli, "unos siete años en discernimiento, en el que han sido introducidos en la oración litúrgica, en la vida en comunidad y en el deseo misionero".
"En este tiempo las dimensiones de la formación sacerdotal, humana, espiritual, intelectual, pastoral y comunitaria han sido interiorizadas en las diversas etapas del itinerario", explica el rector del Seminario.
De perfiles y edades diversas, cada uno de los que se ordenan tienen una historia y un recorrido propio que les llevó a iniciar su camino hacia el sacerdocio, señala la archidiócesis de Barcelona en un comunicado.
Algunos se iniciaron muy jóvenes como Joan Mundet, que a través del ejemplo de la familia católica y el afecto por la oración se convenció y, recién salido de la escuela, encontró una "gran felicidad en decir sí al sacerdocio". Ahora con 25 años, asegura que este paso por el Seminario se ha consolidado en "una etapa esencial de su vida". Ves como el Señor no escoge aquellas personas que están preparadas, sino que prepara a las que elige y escoge las que quiere", explica Joan.
"También negué al Señor"
Entre estos escogidos, hay también el Jordi Domènech de 31 años, licenciado en Ingeniería Industrial y el Diego Pino técnico en Electrotecnia y técnico superior en Integración Social. Ambos entraron en el Seminario Conciliar a través de un largo proceso de discernimiento personal, vivido en medio de su vida social, académica y familiar.
Para Jordi la llamada de Dios llegó "siguiendo el deseo interior de ser feliz y buscando el camino que más le llenaba, sobre todo en la oración, donde el Señor lo llamaba", explica. Un camino de zig zag, donde hubo de todo. "También negué el Señor muchas veces y busqué la felicidad donde parecía que podía ser, pero en realidad no estaba".
Peregrinaciones a Lourdes
Para Diego Pino, las peregrinaciones anuales a Lourdes fueron decisivas. "Fue entre los más débiles, que me encontré con Cristo, presente en el enfermo – explica el futuro presbítero -. Cambió mi vida, y mediante el testimonio de diferentes personas y el acompañamiento de mi director espiritual, descubrí que el Señor me llamaba a ser sacerdote".
Igual que Diego Pino, Vicenç Martí encontró a Cristo en medio en un voluntariado, ayudando a los más débiles. Tras licenciarse en Derecho y después de dos másters cursados, uno en el extranjero, se decidió a entrar en el Seminario colaborando en el comedor de las Misioneras de la Caridad, en el Raval. "Allí descubrí que el cristianismo también era donación y que la donación no vacía sino que llena y da sentido".
ordi Avilés hacía mucho tiempo que se lo planteaban, pero no acababa de dar el paso adelante. "La vida de estudio y luego la laboral me iban bien, me gustaba y era muy absorbente; por eso, durante muchos años seguí". Así lo narra Jordi, Doctor en Filología clásica y profesor titular jubilado de la Universidad de Barcelona.
Sobre el Covid-19
Unos meses antes de ordenarse, se encontraron con la tragedia del Covid- 19. Algunos de ellos lo han sufrido con la pérdida de seres queridos.
Sin embargo, el confinamiento aparte de la tristeza, ha dado oportunidades. Así lo explica Joan Mundet que ha mejorado la preparación para la ordenación disfrutando de momentos para "intensificar la oración y compartiendo más tiempo las personas con las que vivo".
Consejos para futuros sacerdotes
Entre los consejos que darían al que se decidiera a emprender este camino destacan “ser honesto con uno mismo”, “no tener miedo”, “confiar en el Señor y rogarle mucho”. "Si sientes la llamada, no la escondas o te puedes arrepentir toda la vida", dice Vicenç Martí. Por su parte, Jordi Avilés insiste en el dicho "todo lo bueno cuesta”, pero asegura que “una vez conseguido compensa".
religionconfidencial.com
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