Tenemos presidente

Yo creo que a nadie le ha extrañado. Mis lectores, que son exactamente la repera limonera, todo lo tienen que preguntar con la pretensión de tirarme de la lengua. Lo tienen fácil, porque si algo tiene un servidor es facilidad para decir exactamente lo que piensa.

Para empezar, vamos a reconocer que el peso de la conferencia episcopal de facto es bastante escaso. Quizá lo único sea alguna negociación con el gobierno, y eso que nuestra querida vicepresidenta lo que haya que negociar suele tratarlo directamente en Roma. 

Tampoco es que nos sorprendan, aunque sea un poquito, con algún documento medio potable. La búsqueda del mayor consenso posible lleva necesariamente a ir bajando listones hasta llegar a la casi nada. 

Tampoco los obispos son tan distintos. La inmensa mayoría son claramente acomodaticios con el momento presente. No hay hoy obispos más “francisquistas” que los que hace algunos años aplaudían rabiosamente a Juan Pablo II, y pasar de los amores a ningunear a Rouco lo hemos visto. Es decir, que nuestros obispos, insisto que salvo excepciones, se adaptan bien al medio. Demasiado bien. Apludirían con entusiasmo a un Juan Pablo III. 

Dicho esto, no es igual que presidan San Francisco de Asís o Mata Hari, pero que tampoco el margen de maniobra es tan grande. Pero vamos, que si hablamos de tendencias, que es lo que tiene más morbo en los medios de comunicación, parecería que presidente y vicepresidente estarían hoy, hoy, en la línea más francisquista, mientras que la permanente estaría más equilibrada. 

Don Jorge, que no se moja…

Tranquilos, que ahí vamos.

Del vicepresidente no tengo nada que decir. Ya saben que servidor de Madrid no habla, y las pocas veces que he coincidido con el cardenal Osoro han sido amables y cordiales. 

Tampoco tengo nada que decir del presidente. 

Vaya…

Pero hay formas de empezar a hacerse una idea. Y es observar quienes aplauden, quienes callan y quienes se echan las manos a la cabeza.

Y qué quieren que les diga. El entusiasmo de Religión Digital no es especialmente tranquilizador. Las alabanzas de sor Lucía Caram casi una amenaza. La alegría de los políticos catalanes no es el mejor presagio.

Cuatro años por delante que pueden ser muy entretenidos, porque Omella cumple 74 en abril y Osoro 75 en mayo, y el papa Francisco va camino de los 84. Y se oye, se dice, se cuenta, se rumorea, que de aqui a poco ¿antes del verano? podemos tener en España episcopales sorpresas, en algún caso con artes no del todo canonizables.  

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06:20

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