Sumar en política, en lo social y cultural, sumar en el ámbito familiar y profesional. Todos a una, a dar lo mejor de lo nuestro y a sacar partido de los aciertos de los demás. Así seremos grandes y fuertes
Es curioso, pero la operación matemática que primero aprendimos: sumar, es la que también solemos olvidar antes. En estos tiempos interesantes que vivimos nos vendría muy bien repasar la primera de las cuatro operaciones básicas de la aritmética. La bendita suma, la que une, la positiva, la que todo lo aprovecha.
Cuenta Antonio Burgos la siguiente anécdota: "Estaba Pemán ya enfermo y torpón, y cuando oyó el estruendo carnavalero del pregón de Alberti, ni corto ni perezoso salió a la puerta de la casa, no para ver el cadáver del enemigo, sino para abrazar al amigo. Se abrazaron los dos. Pemán dijo a Rafael: «Como poeta, Rafael, no hay color...». Y no había colores, ni morados ni gualdos, en aquel abrazo con un fondo de papelillos y serpentinas. Los pitos de caña tuvieron que sonar a la concordia de la marcha granadera. Porque aquella tarde, me ha contado la luz del faro de la Caleta, terminaron en Cádiz las dos Españas".
Un hombre con alma de poeta, con unas fuertes convicciones religiosas y políticas, que sabe apreciar en su opuesto a un poeta sin color. Lección de sumar, de abrazar y de unir. Por esto me extraña que algunos gaditanos no acaben de valorar a su José María Pemán.
Una desmemoria histórica hace de él un hombre más a olvidar. Francisco Umbral dice: "Pemán es la memoria olvidada del franquismo, cuando en realidad era un ingenio volteriano de derechas con mucha cultura y mucha gracia, un De Maistre o un Claudel o un Montherlant, uno de esos grandes derechistas franceses a quien todo el mundo reconoce el talento, aunque nadie vaya a misa. Pemán, bien leído, está mucho más cerca de Voltaire que de las monjas Oblatas… No hay mucha gente que haya escrito como Pemán en España".
Fernando Alonso Barahona escribe sobre don José María: "Pemán exhibió siempre bonhomía y talante liberal sin importarle la procedencia del escritor o el artista que acudía a cobijarse en su sombra". Ese talante del que tanto presumen los nuestros.
Sumar, enriquecerse con nuestro patrimonio cultural, aprender de los grandes maestros, quedarnos con sus talentos. Esto y no enfrentar, restar y dividir, como desgraciadamente nos enseñan algunos.
Sumar en política, en lo social y cultural. Sumar en el ámbito familiar y profesional. Todos a una, a dar lo mejor de lo nuestro y a sacar partido de los aciertos de los demás.
Así seremos grandes y fuertes. Podremos avanzar mucho en lo social, aportar más a los que tienen menos. Enriquecernos con los aciertos de los demás, no tener enemigos. No ser sectarios, no encerrarnos en nuestras opiniones. Tener la grandeza de reconocer y valorar lo positivo de los demás.
Otra de sus grandes amistades fue su paisano Manuel de Falla, de él escribió en La Vanguardia: "Quizá las primeras notas directamente religiosas de Falla van a oírse ahora. La ‘Salve’ con que la ‘Atlántida’ termina se va a escuchar en la catedral de Cádiz ante su sepulcro, donde reposa bajo un mármol de Sierra Elvira y la inscripción que él mismo redactó: «Sólo a Dios el honor y la gloria»
… La ‘Atlántida’ es el cumplimiento de aquel anhelo que Falla, agarrado a su paraguas, como a un ‘paracaídas’ de su miedo metafísico, me confesaba por los bosques de la Alhambra. Creo que en el cataclismo atlántico se ahogaron también todos sus gitanos, brujos, pícaros y apasionados, para que sobre su mar cerrado y tranquilo sonara definitivamente la voz de Dios".
Ahora poeta y músico descansan aunados bajo la cruz, la suma, en la cripta de la catedral.
Dice José María Pemán en su Divino Impaciente: "Soy más amigo del viento, señora, que de la brisa… ¡hay que hacer el bien deprisa, que el mal no pierde momento!". Pues a eso, con la fuerza del viento, con todo su empuje vamos todos a aunar, a hacer el bien deprisa.
Es una llamada a todos los de buena voluntad, que lo son en su inmensa mayoría, es un grito de la conciencia. Miremos al horizonte con altura, con generosidad. Caminemos. Construyamos como lo han hecho nuestros ancestros, seamos altruistas, abiertos, sumemos.
Juan Luis Selma Folch,
en diariodejerez.es
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Juan Ramón Domínguez Palacios
http://enlacumbre2028.blogspot.com.es/
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