Los que seguís este blog desde hace años sabéis mi pasión por el concept art, un género que me fascina. Hace unos días he descubierto en la Red a un artista que ha producido obras fantásticas: se llama José Daniel Cabrera Peña.
La pintura de arriba es de él. Tiene obras formidables, tanto de fantasía como de reconstrucción histórica. Me gustaría fijarme en una crucifixión de Cabrera que es una de las mejores reconstrucciones que se han hecho de este tema.
No voy a desgranar las muchísimas virtudes de las pinturas de este autor. Esta crucifixión, ciertamente, la veo muy por debajo de lo logrado en el resto de su obra, la de Cabrera. Pero es de agradecer que haya tratado este episodio un pintor tan bueno como él, un pintor tan genial como él.
De todas maneras, por si casualmente me lee, me gustaría señalar algunos errores de esta pintura. Porque yo nada agradezco más que el que mis lectores me señalen los errores. Siempre aprendo mucho de los que hacen tal cosa. Repito que voy a dejar aparte lo bueno que veo en esa crucifixión.
Primero, el brazo izquierdo flexionado de Cristo, izquierdo desde el que mira. En la pintura, Jesús está muerto, porque tiene ya la lanzada, no puede estar flexionado así. Muerto carecería de cualquier tensión. Debería mostrarse completamente extendido.
Dígase lo mismo del tórax, de las piernas y, sobre todo, de la cabeza. La cabeza de un crucificado muerto estaría caída sobre el pecho en el ángulo máximo que permitieran las vértebras.
El pintor coloca la lanzada entre las costillas. No voy a alargarme en exponer las razones, pero la lanzada debería entrar (desde abajo hacia arriba) por el diafragma.
El cuerpo del crucificado muestra poca sangre, incluso aunque lo hubieran limpiado al llegar al Calvario, las heridas de la cabeza (llevaba una corona de espinas) son hemorrágicamente muy escandalosas en cuanto a la sangre que sale. Otras partes del cuerpo, no. Pero la cabeza, sí. Los que trabajan en un hospital saben cómo se pone la ropa o las sábanas incluso con un pequeño corte en las cejas o partes similares.
La altura del Monte Calvario es excesiva. Se sabe que era un montículo. Además, en Jerusalén no hay montes del tipo de la pintura ni siquiera por los alrededores.
La vegetación tipo “césped” no puede estar exactamente al lado de una tierra desértica a no ser que haya alguna razón especial: afloramiento de agua, etc.
Los árboles secos que aparecen tampoco podían estar al lado de una ciudad grande. La leña tenía que traerse de lejos. En esa época, cerca de una población como Jerusalén, todo árbol tenía su dueño. Ningún tronco seco era dejado en el campo sin más. Incluso, aunque hubieran sido considerados árboles impuros por estar en un lugar de condenación, sin duda, alguna persona sin escrúpulos lo hubiera talado en una noche y lo hubiera vendido cortado.
Otro tema que no está conseguido es el de la longitud de las lanzas romanas, mucho más cortas.
Tampoco tiene sentido que lleven las tiras de cuero con tachones de bronce que cuelgan del cinturón si no llevan la armadura. Vestidos con una túnica corta pasa a ser un elemento inútil, ya que el sentido era proteger esa parte concreta que quedaba más descubierta.
En cualquier crucifixión, hubiera habido muchos más soldados rodeando el lugar de ejecución. Por uno de los lados se acercan los civiles sin que haya soldados en ese trecho. En cualquier ejecución capital, lo normal es que fuera la mitad de la población. Incluso estando la población civil en desacuerdo con la sentencia, las ejecuciones eran actos concurridísimos. Eso siguió siendo así hasta el siglo XIX como se ve por los grabados.
Salvo que fuera una ejecución masiva, como las crucifixiones que pusieron punto final a la rebelión de Espartaco, lo normal es que las cruces estuvieran paralelas, no oblicuas entre sí, porque se tenía una concepción teatral, la crucifixión tenía algo de espectáculo. Incluso en las crucifixiones masivas de los rebeldes de Espartaco, probablemente las cruces estaban colocadas de modo paralelo y a distancias regulares. Puede parecer que esta apreciación mía es muy subjetiva. Pero pensemos que cuando se ahorcaba a ocho personas, la norma que acabo de decir se seguía a rajatabla incluso en lugares campestres. Hay infinidad de dibujos y fotos. La razón es la que he ofrecido.
Uno de los crucificados no tiene cartela en el dibujo. No se puede alegar que una de las cartelas explicaba la sentencia del otro condenado, porque, en realidad, el público ya sabía las sentencias de cada condenado. Las cartelas no tenían una razón funcional.
Si en la Cruz Jesús estaba cubierto (yo así lo creo) lo fue por el velo de su madre. Por lo tanto, no podía tener una especie de paños menores. En esa época, no existían los paños menores (ni en hombres ni en mujeres) como ropa habitual que se llevase bajo la túnica.
Hay una mula con una gualdrapa, eso es un error. Se podía llevar algo así en un viaje o en un paseo por la ciudad sí, pero no en el caso de acémilas con funciones meramente instrumentales como las de una ejecución.
Un romano bebe de un vaso, nadie se llevaba vasos como en un camping. Todos bebían directamente del recipiente que contenía el agua. Había varios tipos de recipientes con esa función. Pero nadie se llevaba unos vasos al lado. Si los vasos eran metálicos, se abollaban y eran caros. Si eran de loza, se rompían. Los trabajadores en el campo hasta mediados del siglo XX en España tampoco llevaban vasos, nunca.
Post Data: Me he fijado en lo que considero errores. Pero esta crucifixión me parece de las más conseguidas históricamente. Deseo que si el autor me lee algún día no se lo tome a mal. Aquí se pueden señalar desaciertos. En otras pinturas de otros autores, todo es un error rodeado de desaciertos.
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