Como confesor y como penitente me sé muy bien eso de que “siempre caigo en lo mismo”, cada cual en lo suyo. Es lo que suelo llamar la “chinita en el zapato” que tenemos cada cual.
Unos han recibido la del mal genio. Otros la soberbia, otros la imprudencia, este tienen el demonio de la carne, aquél la indolencia, estotra el pasotismo, aquí uno con la murmuración y allá otra con sus pecados de omisión incluso en cosas graves.
A cada cual nos parece que lo realmente grave es lo del otro. El imprudente no soporta al excesivamente pacato por sus omisiones, el dado a las omisiones se escandaliza por el atrevido y lenguaraz, el murmurador cree que lo grave es la carne, y el más carnal dice que lo grave es la calumnia.
Unos y otros necesitamos ver lo positivo de cada hermano. Es verdad que Fulanito es mmurmurador, pero a la vez tiene unias cualidades enormes para empatizar con mucha gente. El de genio fuerte es joronbado para el trato diario, aunque gracias a su genio es capaz de pelear y sacar adelante cosas justas. El atrevido puede hacer daño con su imprudencia, pero tal vez es quien dice cosas que otros pòr miedo o prudenca callan, pero que deben decirse. El pacato es cansino, pero a la vez enseña la necesidad de callar por caridad.
Cada chinita que Dios permiite en nuestro zapato es de gran utilidad. Es, me atrevo a decir, un regalo para confiar constantemente en su gracia. Más aún, cuando uno cree que lleva una temporada siendo capaz de comntrolar la china, justo ene se momento se produce la hecatmbre para que no nos confiemos y aprendamos a fiarnos de la gracia. Y por otra parte, conocer nuestro punto más débil nos hace ser más comprensivos con los demás y encauzar nuestro peculiar modo de ser haia objetivos de caridad y santidad.
Yo tengo no una china, que ya quisiera, sino alguna más. A veces me creo que conntroladas y es entonces cuando, justamente, el batacazo suele ser mayor y uno se da cuenta de que se ha confiado. Es como si desde el cielo te dijeran: “ojo, no te confíes que mira lo que pasa".
Publicar un comentario