Sabéis que llevo años mejorando, completando y perfeccionando mi libro La decadencia de las columnas jónicas. Una de las cosas que se me ha ocurrido, llevo un par de años dándole vueltas, es el de las elecciones que podríamos llamar "continuas". Os lo expongo debajo y, por favor, dadme vuestras opiniones en los comentarios. Porque, de verdad, deseo saber qué pensáis. Paso a exponer mi propuesta:
El sistema actual de que todo el censo electoral vote en un solo día me parece que podría ser sustituido por el método que voy a proponer y que me parece que conlleva más ventajas. Si el censo electoral fuese dividido en cuatro partes y cada parte del electorado votara un año distinto, se precisaría solo una cuarta parte de mesas electorales y solo una cuarta parte del personal de esas mesas: presidentes, vocales, supervisores.
Habría que organizar el número de mesas y de gente que las atienda para que las votaciones se pudieran hacer durante la mañana, sin necesitar de emplear todo el día en ello. ¿Para qué obligar a los miembros de la mesa a estar todo el día entero allí? Bastaría con que empezasen a las 10 de la mañana y cerrasen las urnas a las 2:00 de la tarde. A las 3:00 de la tarde, ya podrían enviar los resultados a la junta electoral central. Cierto que alguna persona no podría de ninguna manera ir por la mañana, pero esos casos son contadísimos.
Debe primar el bien común, porque, de esta manera que propongo, los resultados definitivos se podrían conocer a las 5:00 de la tarde. No es lo mismo que los votos sean contados por ciudadanos cansados por estar allí, en esa sala, todo el día y que, lógicamente, están deseando acabar. Con el sistema actual, los resultados nacionales se dan a conocer a medianoche. Y si hubiera problemas serios alguna vez, se darían a conocer a altas horas de la madrugada.
Con ese sistema que propongo, hay menos votos que contar, y los datos se ofrecen con luz diurna, antes de la noche. Sobre todo, si hubiera algún problema serio, esto sí que sería una grandísima ventaja.
Para hacer lo que propongo únicamente habría que dividir el censo electoral en cuatro grupos. Cada ciudadano sabría qué año le toca votar. Los resultados se harían públicos, pero hasta que no votaran todos los grupos (al cabo de cuatro años) no tomarían posesión de sus escaños los elegidos.
¿Por qué no pueden tomar posesión de su escaño en cuanto son elegidos, sea el año que sea? Pues porque, si cada congresista representa al 1% del electorado, eso significaría que si vota el 25% del censo, para lograr un escaño se necesitaría obtener un 4% de los votos. Lograr cinco congresistas, de esa manera, implicaría haber obtenido el 20% de los votos.
Para evitar esto, los resultados de cada votación se harán públicos, pero los elegidos solo podrán tomar posesión de sus escaños cuando se forme la cámara, lo cual sucederá después que se obtengan los resultados de la última votación del último grupo del censo. Solo entonces, al formarse la cámara, no antes, serán congresistas. Recordemos que, en el sistema pentárquico, un ciudadano puede recibir votos, pero él no querer ser congresista. También sucede que otros escaños se obtendrán por la suma de votos de varios ciudadanos. Solo serán parlamentarios al formarse la cámara, no antes. Hasta entonces simplemente serán ciudadanos que han recibido votos.
Pienso que mejor que dividir el electorado en cuatro años, es preferible dividirlo en grupos para que voten cada medio año y durante cinco años. Lo cual supone dividir el censo en diez grupos. Si se hace así, cada seis meses, votaría el 10% del electorado. El ahorro de medios, haciéndolo de esta manera, es notable. Las elecciones ya no serían un gran esfuerzo humano y económico, sino una operación manejable y sencilla. Al haber muchísimos menos votos, la supervisión puede ser muy superior. Por mera matemática, los problemas quedarían reducidos a un 10%. Todo sería más rápido y los efectivos de seguridad podrían (siendo los mismos efectivos) vigilar todo de forma mucho mejor.
Las votaciones podrían ser, pienso en las costumbres de la población europea, en los meses de noviembre y de mayo. Así no caerían ni en Navidad ni en verano. No se convocarían elecciones, las fechas serían inamovibles para siempre. Por ejemplo, primer domingo de noviembre y primer domingo de mayo.
Este sistema permitiría evitar los bandazos. Es el Pueblo el que seguiría eligiendo a sus representantes, pero constituyendo una cámara mucho más estable, menos sujeta a volantazos. La democracia seguiría siendo igual de pura, pero hay sistemas que favorecen gobiernos breves y sistemas que favorecen la estabilidad. La estabilidad implica poder realizar planes a más largo plazo.
Con el sistema habitual en la mayoría de países, cualquier hecho en la última semana de campaña es determinante. Lo cual favorece que se usen todo tipo de estratagemas. Las reglas actuales del juego democrático no solo dejan sin castigo las actuaciones moralmente sucias en el tramo final de la campaña, sino que esas acciones torcidas suelen producir bastantes beneficios en número de votos. Son éticamente detestables, pero eficaces.
Con el sistema que propongo de votaciones escalonadas, la campaña electoral será más suave, no implicará un bombardeo propagandístico tan intenso. Ahora toda la maquinaria de los partidos echa el resto en la campaña. Y la última semana pasa a ser atosigante para la población. Con el sistema que propongo, los partidos se verían obligados a diluir sus medios financieros en muchos más periodos de tiempo.
Hay que contar, además, con que alguna vez puede haber problemas serios en unas votaciones generales. Imaginemos que un grupo antisistema decide atacar cientos de sedes de forma simultánea ese día. Es preferible que si hay problemas muy graves, estos solo afecten a una votación parcial con pocos electores implicados a que el sistema entero se ponga en cuestión: porque un partido favorecido puede aceptar los resultados, y un partido perjudicado puede alegar que esas acciones violentas fueron específicamente negativas para ellos. No es lo mismo plantear la cuestión de una impugnación respecto a las elecciones generales que respecto a unas votaciones parciales.
Además, con las votaciones escalonadas, las mayorías se formarán de forma paulatina, gradual. Y, como ya he dicho, una cámara más estable dará lugar a gobiernos más estables. Además, como los escaños se renovarán cada cinco años, este sistema permitirá un contacto mucho más continuo con la opinión pública. En cada momento, el Congreso percibirá de forma nítida el apoyo que cada representante o grupo de representantes está recibiendo por parte del Pueblo. Esta conexión más continua implicará más a los ciudadanos en el sistema representativo. Este sistema intenta solucionar, al menos en parte, el problema que hace aparecer la acusación que tanto oímos de que a un partido solo le importa ganar las elecciones y que después hace lo que quiere. Con las votaciones escalonadas la conexión entre el Pueblo y sus representantes es tan permanente que casi podríamos hablar de un ejercicio continuado de la democracia.
Las votaciones escalonadas podrían llegar a ser, incluso, cada tres meses. Votando, en cada ocasión, un 5% del electorado. Si probáramos un procedimiento así de ligero, así de continuo, el actual método nos parecería como mover una colosal y pesada maquinaria.
Un pequeño detalle a tener en cuenta, para evitar que la cámara se constituyera siempre tras las votaciones del último grupo del censo, la cámara se formará siempre tras cinco años y un plazo electoral más. Es decir, si el censo vota cada medio año, la cámara se formará tras las votaciones de cinco años y seis meses. Si se vota cada tres meses, la cámara se formará cada cinco años y tres meses. De lo contrario, habría un grupo que siempre sería el último en votar antes que los parlamentarios tomaran posesión de sus escaños. Estoy seguro de que habría muchos que no querrían estar en el primer grupo que vota y la mayoría querría estar en el último grupo.
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