De la feria. Morado.
San Damaso I, papa. Blanco.
Dámaso fue un gran defensor de la fe, contra las distintas herejías que querían desviar al pueblo de Dios. Elegido Papa en el año 366, tuvo una importante tarea pastoral. Promovió la devoción a los mártires y se preocupó por la difusión de las Sagradas Escrituras. Para esto, encargó a san Jerónimo la traducción de la Biblia al latín común, el que hablaba el pueblo, versión que se conoce como Biblia Vulgata.
Antífona de entrada cf. Zac 14, 5.7
Vendrá el Señor, mi Dios, y todos los santos con él, y brillará en aquel día una gran luz.
Oración colecta
Dios y Padre nuestro, que has hecho llegar tu salvación a todos los confines de la tierra; concédenos esperar con alegría el glorioso nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien: de san Dámaso
Te pedimos, Señor Dios, la gracia de celebrar siempre los méritos de tus mártires, a ejemplo del papa san Dámaso que tanto los amó y veneró. Por nuestro Señor Jesucristo...
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Dios nuestro, que te agraden nuestras humildes oraciones y ofrendas, y ya que carecemos de méritos propios socórrenos con tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión cf. 2Tim 4, 8
El justo juez dará la corona de justicia a todos los que hayan aguardado con amor su venida.
Oración después de la comunión
Saciados con el alimento espiritual, te rogamos, Padre, que por la participación en este santo misterio, nos enseñes a valorar sabiamente las realidades terrenas con el corazón puesto en las celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura Is 40, 1-11
Lectura del libro de Isaías.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor. Una voz dice: “¡Proclama!”. Y yo respondo: “¿Qué proclamaré?”. “Toda carne es hierba y toda su consistencia como la flor de los campos: la hierba se seca, la flor se marchita cuando sopla sobre ella el aliento del Señor. Sí, el pueblo es la hierba. La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: “¡Aquí está su Dios!”. Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.
Palabra de Dios.
Comentario
El inicio de esta lectura es un mandato que Dios nos hace a cada uno de nosotros, y a las comunidades en su conjunto: “consuelen, consuelen a mi pueblo”. Dos veces la misma palabra –consuelen– suena a insistencia, para que nuestros oídos y nuestro corazón por fin puedan responder. Quizá, si no escuchamos el dolor de los hermanos, podamos escuchar la voz de Dios en esta celebración.
Sal 95, 1-3. 10ac. 11-13
R. ¡El Señor viene a gobernar la tierra!
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. R.
Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. Digan entre las naciones: “¡El Señor reina! El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”. R.
Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él; regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque. R.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: Él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad. R.
Aleluya
Aleluya. El día del Señor está cerca; él vendrá a salvarnos. Aleluya.
Evangelio Mt 18, 12-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre de ustedes, que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”.
Palabra del Señor.
Comentario
El Señor sale a buscar lo que está perdido, aquello que nadie considera necesario buscar y encontrar, aquellos a los que a nadie preocupa que se pierdan. Dios se conmueve por los que han sido abandonados.
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