En Argentina hay revuelo entre actores y actrices. Revuelo como puede haber en cualquier gallinero o cabaret.
Quizás como parte de la vocación adquirida surgen hoy en mi país las voces de actrices (todas impolutas y castas) que acusan ferozmente a sus antiguos compañeros de trabajo de pasados arrimes, abusos y hasta violaciones seriales …
Como la libertad de expresión es sólo para quienes gozan de la casta progre, reproducimos aquí las palabras de un sodomita de la vieja guardia (es decir, de esos que no hacen gala de su putez) que, como la burra de Balaam rebuznó cuatro verdades. Se trata de Carlos Perciavalle, actor, humorista y productor archi-conocido quien, hablando acerca de estos supuestos abusos de actores a actrices, con la impunidad que su posición (no sólo intelectual) le permite dijo entre otras cosas hace días:
* * *
- “Esta mujer (una de las tantas actrices denunciantes) habla de algo que ocurrió hace diez años en Nicaragua. Y recién se acordó ahora. No es serio”.
- “Yo no le creo (a la misma actriz). “¿Cómo le voy a creer? Ella se metió en el cuarto, lo hizo porque quería tener relaciones con él, que lo haga, no la voy a criticar tampoco”, abundó.
- “Las mujeres se ponen una tanga y si decís, ‘qué lindo culo’, te mandan preso, dejáme de joder, no tienen nada que hacer. Tras que llevan las de ganar en todo, porque el mundo está dominado por las mujeres, todo el mundo lo sabe”.
- “Están todas locas, chicas. Si tenés un divino escote, y te dicen, qué lindas tetas, no te están agrediendo, te están elogiando”.
Y, como si fuera poco, terminó con una frase bíblica:
-“Desde Adán y Eva, ¿quién le hizo comer la manzana al pobre Adán? Y desde entonces no paran”.
- “Si los hombres no se pueden reír de las mujeres, ¿de qué nos vamos a reír? Las mujeres se pueden reír de los hombres si quieren porque nadie les va a hacer nada”[1].
* * *
A todos ellos venga el aleccionador y eterno Quevedo, para desasnarnos y mostrar cómo, quien se acuesta con niños, sale mojado…
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
30/12/2018
Desengaño de las mujeres
Francisco de Quevedo
Puto* es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece;
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.
Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato putaril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.
Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado
si de otras tales putas me pagare,
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.
[1] Fuente: https://www.pagina12.com.ar/165007-el-derrape-de-perciavalle
* Aquí el autor no se refiere a la homosexualidad del varón, sino a que tan prostituto es cliente como la mujer de mala vida.
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