He escuchado los argumentos del Tribunal Supremo del Reino Unido acerca de la suspensión del Parlamento. Magistral. Un tribunal supremo magnífico. Todos los países se merecerían unos jueces así. Y eso que yo estoy muy contento con los de mi país que me parecen igual de profesionales.
En mi ensayo sobre la democracia, el Parlamento nunca queda suspendido de sus funciones. Porque son los representantes del Pueblo. Pueden ser sustituidos por otros, pero no suspendidos.
Claro que, en mi ensayo, el Parlamento no aprueba leyes. Si un Parlamento tiene poder legislativo y, en la práctica, ejecutivo, es mejor que sea disuelto antes de las elecciones para evitar “medidas de última hora”; algo que puede suceder si los partidos ven que van a perder la mayoría.
Pero en mi ensayo, el Parlamento está eficazmente vigilado por un senado independiente que tiene medios para detener cualquier acción inadecuada. Así que no hay necesidad para temer desastres en el último momento. Si esto es así, es preferible que el parlamento sea una institución con funciones permanentes.
Pero lo que hizo Boris Johnson, a nivel constitucional, era anular el poder supervisor de un contrapeso del Poder. Basándose en excusas, no en verdaderas razones. Por supuesto que todos desearíamos gobernar sin contrapesos. Pero ahora los jueces le han dicho que ha sido una acción “unlawful”.
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