Leemos en Almudí:
La amabilidad nace del amor, la comprensión, la empatía y la generosidad; para que sea virtud debe estar libre de segundas intenciones. Siguiendo algunas pautas que ofrece Wikipedia, vemos que “consiste en sentirse aceptado y amado con sus propias cualidades y defectos”. Ser amable facilita la alegría que se manifiesta en mostrar satisfacción de vivir, amar y compartir tiempo con las personas en una actitud que desdramatiza situaciones molestas y ayuda a disfrutar en ambientes familiares y contagiar alegría a otras personas. Es también una muestra de confianza, porque apuesta por creer en la buena voluntad de los demás, incluso si se equivocan y en mantener la confianza en que con esfuerzo e ilusión lograrán las metas acordadas.
Sigue el redactor de esta voz en Wikipedia destacando su valor y concluye diciendo que “amabilidad es la palabra dulce que anima, levanta, consuela y fortalece. […] es afabilidad en la conducta, naturalidad en el obrar, paz en el semblante, benevolencia en la mirada”. No es la actitud ingenua de quien no percibe la malicia de algunos actos; es la actitud de quien no somete por sistema a un juicio riguroso a las personas con las que convive. En la contraportada de la edición de Rialp se afirma que exige “prestar mayor atención a las cosas que se hacen y a cómo se hacen”. La amabilidad vence la crítica amarga y vive la caridad en detalles cotidianos que se manifiestan en la forma de corregir (si corresponde), de ver la vida con buen humor y evitar tientes dramáticos en lo que no tiene entidad.
José Manuel Mañú

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