Rory y Joey. Un tandem inseparable. Músicos exitosos que llegaron a conquistar Estados Unidos con sus canciones hasta el punto de tener su propio show televisivo. Pero llegó el momento de tomarse las cosas con calma.
Estaba a punto de llegar al mundo su primer hijo en común y si algo sabían los dos, es que este momento merece una pausa. Rory, comienza a grabar como padre ilusionado cada momento a la llegada del bebé, una niña con Síndrome de Down y luego la lucha de Joey contra un cáncer de útero que se manifestó poco después del parto.
Ante la sorpresa inesperada tras su nacimiento, él nunca dejó de grabar…y ante todo lo que les esperaba en los dos años siguientes: Él nunca soltó la cámara. La historia de una familia, que sin quererlo, se convirtieron en héroes para toda una nación. ¿La razón? La sencillez, confianza y valentía que demostraron al querer contar su historia al mundo.
Estamos ante un documental bastante inusual por varios motivos. En primero lugar, como dice el título se trata de un asombroso canto a la vida. La canción de nuestra vida está en el polo opuesto de la visión de la felicidad que tiene nuestra sociedad, pues asistimos a la inmensa alegría que embarga cada día a una madre y a un padre en el cuidado de su hija con Síndrome de Down, y vemos conmovidos cómo una mujer guapa de cuarenta años va sembrando alegría a su alrededor, la sonrisa en la cara, mientras a la vez se consume día a día por culpa de un agresivo cáncer.
Éstos acontecimientos, y aquí está el quid de la cuestión, no sólo no recogen momentos de tristeza o abatimiento sino que además se narran sin pena, sin amargura, sin reproches. De modo insólito se evita en todo momento el victimismo e incluso el conformismo ante situaciones muy, muy duras. Hay una aceptación verdaderamente admirable que hace preguntarse al espectador: ¿pero cómo es posible?
Como no podía ser de otra manera la respuesta es sobrenatural. Joey y Rory son profundamente cristianos y cada día acogen su vida como un don. Sienten que Dios les ama profundamente y quieren lo que Él decida enviarles. Así, varias veces se habla de Dios, de sus caminos, de ser felices con el tiempo que se nos ha dado de modo que seamos capaces de convertirlo en una gran historia.
Y eso es lo que hacen los protagonistas de este sensible film, que, hay que decirlo, es difícil ver durante gran parte del metraje sin un nudo en la garganta, sin preguntarnos por qué los planes de Dios son a veces tan incomprensibles. Por eso llama enormemente la atención la manera en que los protagonistas se enfrentan al dolor y a la pérdida, con una valentía, una entereza y una esperanza que son abrumadoras. La fe realmente es capaz de transformarlo todo. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ´
almudi.org
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://lacrestadelaola2028.blogspot.com
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