Sigo trabajando en mi ensayo sobre el infierno. Ya tengo revisadas cien páginas. Pero no todo es trabajo y gatos. Hace dos días acabé de ver, por segunda vez, esa preciosidad de película que es El gran Hotel Budapest, todo un festín para los ojos, un banquete para la inteligencia. La banda sonora la he escuchado incontables ocasiones. Pero es la película como un todo la que resulta una auténtica maravilla.
Reconozco que la banda sonora de un título tan prescindible como Sherlock Holmes: Juego de sombras es una de las mejores de los últimos años. Ahora estoy viendo (no sé si es la tercera vez) Blancanieves de Berger, formidable. Creedme, es mejor repetir y paladear los detalles, que ver títulos en los que no hay ni un solo detalle de inteligencia o belleza en el que detenerse a valorar.
Hay dos películas que tengo en la lista de lo quiero ver imprescindiblemente: La favorita y la Reina Margaret. Si veo cine, me gustan las historias de cortes, tronos y esplendor. No me siento especialmente tentado a sentarme delante de dos horas de película para explicarme lo maloliente y sucia que es una chabola de Calcuta y lo horribles que son sus vidas allí. Entre ver la aburrida vida de un heroinómano desesperado o las conjuras en torno de Margarita, reina de Escocia, yo lo tengo claro.
Bueno, acabo con este vídeo que tanto les gusta a los de Podemos:
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