Hambre de Dios - Regalo inmenso de su misericordia
Source: https://www.spreaker.com/user/fraynelson/hambre-de-dios * "Mi alma está sedienta de ti" (Salmo 63). "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti" (San Agustín). Hay en el corazón humano un llamado profundo que viene del mismo Dios y que nos hace inadecuados para la finitud de las cosas creadas. * Pero ese llamado puede quedar sepultado en el alma por aquello que dice la Parábola del Sembrador: los afanes e intereses de esta tierra llenan nuestro tiempo, copan nuestros recursos y nos mantienen en la falsa expectativa de que siempre podremos encontrar otro placer, otra riqueza u otro conocimiento. La inmensidad de la creación se convierte así en un "falso infinito" que nos retiene distraídos lejos del "verdadero infinito" que es Dios mismo. * Y luego hay pensadores materialistas y ateos que han querido llevarnos por su propia ruta: "Permanezcan fieles a la tierra" (F. Nietzsche). No es extraño entonces que muchos vivan de espaldas al anhelo de su propio corazón. Y luego, frustrados en su deseo más íntimo, que les resulta desconocido, ven en la vida un padecimiento absurdo, aunque tengan muchas riquezas o fama. * Dios no se queda indiferente ante esta situación. Nos llama a través de muchos recursos de su amor, entre los cuales hoy destacamos cinco: 1. Deja caer en nosotros una profunda sensación de vacío ante la rueda del Producir-Consumir-Entretenerse. 2. A partir de la muerte nos hace reflexionar sobre nuestra finitud y nos levanta hacia una vida más trascendente, fundada finalmente en Él. 3. Experiencias de silencio y de reflexión en soledad. 4. Experiencias de servicio: ver que saliendo de nosotros mismos podemos marcar positivamente otras vidas. 5. Cercanía de testimonios, sobre todo de aquellas personas que nos resultan cercanas por edad, cultura, oficio u otras circunstancias.
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