Si. Eso afirma Jesús Bastante en su última deposición en Religión Digital. Osoro, Omella, Bernardito, la Congregación para los obispos, la conferencia episcopal española e incluso el papa Francisco no son más que una panda de inútiles. Lo dice él.
No termina de llegar la definitiva revolución francisquista. Vaya. Tenían que haber salido algunos nombramientos de obispos en los últimos meses y nada. ¿La razón? Según Jesús Bastante el motivo se llama Antonio María Rouco Varela que parece que lo consigue con métodos no del todo evangélicos entre los que Bastante sugiere sobres, que en román paladino se traduce por unte, soborno, pasta o mordida.
Me van a perdonar. ¿Me están diciendo que un jubilata con ochenta y cuatro años cumplidos y sin cargo alguno es capaz de seguir condicionando los nombramientos de obispos en España?
Vamos por partes.
Omella es miembro de la Congregación de obispos. Rouco no es nada en ella. ¿Y Rouco puede más? Dice Bastante que lo que pasa es que Omella no puede acudir a Roma por el coronavirus. Ya. Y Rouco es inmune. Hay que jorobarse que virus tan caprichoso. Omella inútil.
Omella es, además, presidente de la Conferencia episcopal española. Osoro, vicepresidente. Algo de poder tendrán digo yo. Y desde luego si Rouco, jubilado, se los salta a la torera, será porque lo permiten o no son capaces de neutralizar sus perversos oficios. Inútiles.
Posteriormente tenemos al nuncio, Bernardito Azua, puesto directamente por Francisco para la renovación francisquista de la iglesia española. Otro inútil. Porque si un nuncio tan cercano al papa es incapaz de sacar adelante los nombramientos que le corresponden porque se los boicotea un cardenal jubilado de ochenta y cuatro años, es un incapaz que mejor dimitiera.
Luego está lo de los sobres, que no alcanzo a saber cómo le ha llegado la noticia a Jesús Bastante o si llego a comprenderlo prefiero no decirlo. Si fuera verdad que Rouco compra las voluntades a base de entregar sobres al cardenal Ouellet, eso lo único que significa es que el cardenal prefecto de la Congregación para los obispos se deja sobornar. Y significa más. Porque si el papa Francisco, en siete años, todavía no se ha enterado de que el que está al frente de la Congregación para los obispos es un corrupto, la inutilidad también le afecta.
No lo digo yo. Lo dice Jesús Bastante.
Si Rouco, a sus ochenta y cuatro años, a pesar de la campaña en contra que le lleva haciendo años Religión Digital, sigue dirigiendo y condicionando la marcha de la Iglesia española, eso significa que es más listo de lo que parece, que ya parece mucho, que tiene una cabeza perfecta a sus años y que el resto son una panda de inútiles.
No lo digo yo.
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