La FP cada vez atrae más estudiantes y se consolida como alternativa al itinerario universitario. Sin embargo, quedan retos por resolver en cuanto a la inserción laboral de sus graduados.
La Comisión Europea estima que para mantenerse competitivas, las economías del continente tendrán que adaptarse al paradigma “50-35-15”, en el que la mitad de los puestos de trabajo son desempeñados por profesionales con cualificación intermedia, dejando a los de cualificación superior y baja el 35% y el 15% restantes, respectivamente.
España aún se encuentra lejos de esta meta. Según datos de un informe elaborado por el IESE en 2018, solo un 32% de las ofertas de empleo publicadas en 2016 requerían que los candidatos contaran como mínimo con un título de FP, aunque esta cifra supone un aumento respecto a años anteriores.
aceprensa.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
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